Estrategia en estado puro
Comunicación política. Aquí cabe indicar que se lleva «el gato al agua» aquel que es capaz de llamar la atención sobre sus electores
Menuda semana hemos llevado una vez pasadas las elecciones municipales del 28 de Mayo. No se habían digerido los resultados y mucho menos analizado cuando, sobresaltados, nos informan que de nuevo tenemos una cita electoral. Por otra parte, algo muy estilo Pedro Sánchez, podríamos decir coloquialmente hablando. Sin embargo, los ciudadanos no nos acostumbramos.
A mi modo de ver, magistral noticia. Por varias razones que iré desglosando a lo largo de este articulo.
A simple vista, la lógica puede dar a entender este proceder. Los barones de su partido se han quejado en público. La respuesta del Presidente al estilo «pobrecitos, no se merecían este resultado» se avecinaba como una suerte de desgracias que le iba a caer encima y que no estaban dispuestos a soportar.
Estrategia electoral, otro punto de vista. A estratega no hay quien le gane. No sé cuánto hay de implícito en él y cuánto se debe a su relación con el que fue su Jefe de Gabinete, Iván Redondo (este último, auténtico gurú en este tema, recuerden el resultado del PSOE cuando todos le daban por defenestrado, casualmente la campaña dirigida por Redondo).
Pero no solo de estrategia se compone esta noticia: factores de comportamiento electoral más factores en comunicación política han llevado al Presidente de Gobierno a pensar que esta fecha le puede dar buenos resultados electorales.
Empezamos por la comunicación política. Aquí cabe indicar que se lleva «el gato al agua» aquel que es capaz de llamar la atención sobre sus electores. Y otra cosa no, pero lo que es llamar la atención, vaya si lo hizo.
Al mismo tiempo, reacción sobre una situación de forma drástica y rápida también es muy valorada en este campo. Todo en su conjunto cumple su propósito. Apenas habíamos desayunado mirando cómo habían quedado las votaciones en nuestros pueblos, ciudades y algunas comunidades autónomas, cuando se cuela una información que inunda e incendia las redes sociales. Elecciones generales el 23 de julio.
De un plumazo consiguió desplazar la atención sobre él. Adiós a las mayorías absolutas acontecidas en la Comunidad de Madrid y en su Ayuntamiento, las cuales todavía tenían la resaca de la celebración de la noche anterior. Adiós a la imagen de Génova llena de gente pletórica y cantando las mieles de su victoria.
En contraposición, todo el mundo empezó a hablar de algo que a la ciudadania nos quedaba grande: ¿Es una noticia falsa? No puede ser. No hemos acabado con unas y ya vienen otras. Lo dicho, de un plumazo cambió la atención de la noticia.
Otro elemento de análisis a aplicar en Ciencia Política es lo que los politólogos llamamos Comportamiento electoral aplicado al voto. Muchos estudios al respecto hay. Un resumen y su aplicación a la noticia nos dará sin lugar a dudas la fecha escogida.
El comportamiento electoral dispone de herramientas que intentan entender el comportamiento de los votantes. Una de las más conocidas, las encuestas. Si bien es cierto que se utilizan fórmulas matemáticas para poder corregir las desviaciones de las respuestas falsas de los encuestados, llevamos tiempo en que el resultado de éstas con respecto al resultado en los comicios difieren bastante. Las últimas es una muestra de ello.
Sin embargo, me centraré en el voto propiamente dicho. El voto en Ciencias políticas tiene varias clasificaciones. Por pragmatismo, los voy a resumir en dos: voto racional y voto emocional. El voto racional es aquel que se caracteriza por un votante que «mira al pasado», como indican algunos estudios. Es decir, analiza lo que prometieron, lo que han cumplido y lo que han hecho, y en función de sus principios, valores, formación y expectativas, así votan. Es el denominado voto de premio y/o castigo, tan temido por los políticos.
Por otra parte, tenemos el voto emocional. El voto que, independientemente de la gestión realizada, el ciudadano vota a ese partido, porque es el suyo, porque es el de toda la vida, porque es el que le gusta y con el que se siente identificado.
Por no alargar el articulo, resumo diciendo que el voto emocional es más difícil de cambiar. Sin embargo, el racional, no.
Si a esto añadimos estudios de psicología social relativos a los recuerdos del electorado, nos encontramos con la utilización de la imagen de Génova. Ésta queda asociada a otra, la imagen de unas nuevas elecciones. Dualidad de su discurso plasmada en una imagen para movilizar al electorado. Psicología social aplicada a la actualidad.
Lo dicho, magnífico alumno Pedro Sánchez de su estratega Iván Redondo.