De Nueva York al mundo
Ahora mismo, mientras nos encontramos en estas líneas, hablando del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, en que nos preocupamos de los derechos, la igualdad y las metas por alcanzar esa mitad de la población, que somos las mujeres, en Nueva York, en la Sede de las Naciones Unidas, se está debatiendo, sobre la brecha digital que nos aleja y mucho, de la igualdad real y efectiva.
Bajo el lema, «Por un mundo digital inclusivo: Innovación y tecnología para la igualdad de género», el evento reúne a especialistas en tecnología e innovación, representantes de gobiernos, del movimiento feminista y activistas por la igualdad de género. También participa el sector privado, ente primordial para el cambio efectivo, para debatir sobre las responsabilidades y el rol de todo el ecosistema digital, en la mejora del acceso a las herramientas digitales y la reducción de la brecha digital de género.
Mientras escribo estas líneas, me viene a la memoria aquel gran encuentro mundial de mujeres del año 2000 en Nueva York al que acudíamos llenas de optimismo e ilusión por contrastar los avances conseguidos en derechos e igualdad real y efectiva. Revisábamos los acuerdos del encuentro de Pequín de cinco años atrás.
Se habían elaborado doce plataformas de acción para el desarrollo de los derechos de mujeres y niñas, lo habían consensuado y firmado muchos países. Es sabido de todos, el gran fracaso que vivimos en Nueva York, cuando revisamos el despliegue de las plataformas de Pequín. Una vez más las mujeres nos sentimos abandonadas a nuestra suerte, con diferencias muy notables entre unos países u otros. Y ahora, aunque todos los años parece que pidamos lo mismo, repitiendo eslóganes y mantras, comprobamos que aún queda un largo camino por recorrer y vamos explorando nuevos caminos para llegar a superar la brecha salarial, formativa y social.
El informe Gender Snapshot 2022 de ONU Mujeres nos muestra la exclusión de las mujeres del mundo digital, que ha recortado 1 billón de dólares, del Producto Interior Bruto de los países de ingresos bajos y medios en la última década. Esta pérdida aumentará a 1,5 billones de dólares en 2025 si no se toman las medidas oportunas.
Tenemos modelos de mujeres pioneras en el mundo tecnológico y digital, muchas, a los que hacer referencia, aunque aún no son suficientes. Un par de ejemplos muy importantes son, Ada Lovelace, que fue una matemática y escritora británica, nacida en Londres, en 1815, célebre sobre todo por su trabajo acerca de la computadora mecánica de uso general de Charles Babbage, la denominada máquina analítica. Lovelace fue la primera en reconocer que la máquina tenía aplicaciones más allá del cálculo puro y haber publicando también el primer algoritmo destinado a ser procesado por una máquina. Se la considera como la primera programadora de ordenadores.
O como Radia Joy Perlman, nacida en Portsmouth, Virginia en 1951, creadora de software e ingeniera de redes, experta en seguridad, más conocida como la Madre de Internet. Actualmente trabaja para Dell EMC en Seattle, Estados Unidos, y anteriormente estuvo trabajando para Intel, para la que consiguió más de 47 patentes. Desarrolló una versión para los niños del lenguaje de programación educativo para robótica LOGO, llamado TORTIS (»Toddler’s Own Recursive Turtle Interpreter System»).
Es muy importante poner en el foco de atención, los avances conseguidos, pero sigue sin ser suficiente el porcentaje de mujeres en las carreras tecnológicas, que está estancado desde los años 90. Aunque el número de mujeres matriculadas y graduadas en las universidades españolas supera al de los hombres, su presencia en las titulaciones STEM (Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) es notablemente inferior, según el informe Igualdad en cifras publicado por el Ministerio de Educación.
Explorando los efectos de la brecha digital de género en el crecimiento de las desigualdades sociales y económicas, poniendo de relieve la importancia de proteger los derechos de las mujeres y las niñas en los espacios digitales, permite soluciones más creativas y tiene un mayor potencial para innovaciones la igualdad de género.
Desde todos los ámbitos de poder y de toma de decisiones, queremos sumar esfuerzos para conseguir un mundo mejor junto con nuestros compañeros de camino, los hombres, sin la brecha digital que nos aleja del poder real en la toma de decisiones. Queremos el lugar que nos corresponde y lo seguiremos reivindicando sin tregua, año tras año hasta conseguirlo para nosotras o nuestras nietas, el camino de Nueva York al mundo, ya no tiene vuelta atrás.