Danas y tornados políticos
Danas, tornados y copiosas lluvias. Todo forma parte de la situación climática que nos ha tocado vivir este septiembre. Igual en la escena política. Las danas y los tornados en el ambiente político se transforman mediante la tergiversación en el sentido de las palabras, para conseguir votos hacia el partido contrario. Al mismo tiempo, argumentos difamatorios en lugar de argumentos políticos se han convertido en una constante, llevando consigo un grado de deterioro hacia el valor del diálogo entre pensamiento, ideas y partidos políticos opuestos, difícil de sobrellevar para el ciudadano.
Si nos centramos en analizar los discursos desde el inicio de la Transición Española hasta nuestros días, con la finalidad de observar el cambio en la comunicación verbal política a través del tiempo, necesitaríamos días y días de sendas reflexiones, por lo que vamos a centrarnos en los eslóganes de diferentes campañas y momentos de una parte de la historia reciente para reflejar el cambio de comportamiento. Tomamos como punto de partida la Transición Española. Lo primero que viene a la mente es aquella famosa frase del «puedo prometer y prometo» de Adolfo Suárez. Para cerrar el ciclo podríamos mencionar «de ninguna manera», de Isabel Díaz Ayuso, frase muy repetida por ella, el pasado domingo 24 de septiembre en la manifestación convocada por el PP en una céntrica plaza de Madrid. Todos ellos han calado en la ciudadanía y seguro que al leerlo a cada uno de nosotros nos viene a la mente algún eslogan recordatorio de alguna campaña pasada. Si estamos con años a nuestras espaldas, podemos preguntarnos: ¿Quién no recuerda aquello de «la feina ben feta no té fronteres»?, tan repetido en tierras catalanas allá por los 80 y 90, en palabras del expresidente Pujol, o el «sí se puede» de la formación morada, repetida tantas veces, entre otros, por el que fuese su líder, Pablo Iglesias, no hace tanto.
Sin embargo, el momento actual nos trae, también, demasiado sentimiento de repulsa hacia la clase política y su comportamiento en la comunicación verbal de hoy en día. Reflejo, sin duda, de una polarización instaurada en la actual sociedad. Creada en gran medida por los políticos. Esa costumbre de realizar los discursos obligando al ciudadano a escoger entre un escenario, al que se tiene que votar, o si no la opción contraria es poco menos que instalarse en un infierno, no ha llevado sino a situarnos en un escenario de blanco o negro. De ahí, entre otras, el descenso en votos de los partidos minoritarios.
Centrándonos de nuevo en los discursos, mención especial reclama el protagonizado en el Congreso de los Diputados el martes 26 de septiembre de este 2023, con motivo de la investidura del presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo. Si bien es cierto que estamos en un momento político inusual, una investidura insólita, el discurso protagonizado en el Congreso de los Diputados por «una señoría» de uno de los partidos escogido por el pueblo, al que se deben (y algunos parecen no recordar), instaura la división entre la ciudadanía y los políticos. Es de sobra conocido que al ciudadano de a pie no le gustan los modales de los políticos en el hemiciclo, y, sin embargo, continúan con esa forma de comunicar tan alejada de un día a día ciudadano, preocupado más en cómo llegar a fin de mes que en la política.
Si nos ubicásemos en un aula de colegio, ahora que ha empezado el curso escolar, y nos encontrásemos en una clase de Ciencias Sociales o de Idiomas y nos dijeran que tenemos que resumir el discurso en una frase, por aquello de llevar a las aulas la actualidad política, un título podría ser «la soberbia llegó al hemiciclo»; otro, «el enfado de la Moncloa se instaura en el Congreso de los Diputados». Se podría seguir y seguir.
También podríamos comparar. Pero poco se puede comparar de aquel «Puedo prometer y prometo», de Adolfo Suárez, con un discurso sin respuesta en blanco o negro de cara al ciudadano, con cualquier eslogan actual. Eslóganes que no solo respondían a una elegancia política, sino a los principios instaurados en la Transición Española como eran el respeto, la ética política y la tolerancia hacia el contrario.