Crianza ‘new age’: ¿hijos felices?

Uno de los grandes éxitos y aciertos de las plataformas 3Cat y RTVEPlay ha sido la emisión de: ‘Esto no es Suecia’ de Aina Clotet. Premiada como mejor interpretación en el festival Canneseries y anteriormente ganadora del premio Prix como mejor serie del 2023.

La actriz – a la vez creadora, codirectora y protagonista de la serie- explica que una terapia de crianza fue el punto de partida.

‘La presión de ser la madre o el padre ideal’. La búsqueda de la felicidad de nuestros hijos, las nuevas teorías de crianza, la sobreinformación online y en redes...; la conciliación, el equilibrio entre el bienestar emocional de los hijos y la imposición de límites, la presión que nos autoimponemos como padres y madres... la que nos impone nuestro entorno. Una revisión y redefinición en profundidad del proceso del cuidado y educación de los hijos.

Como madres y padres, nuestro estado de ánimo puede ser ‘contagioso’. En consecuencia, si tenemos una sensación de bienestar podemos marcar la pauta de nuestra familia e iniciar una espiral positiva. Saber disculpar y comprender nuestros propios errores: ‘castigarnos’ por no hacer algo o por hacerlo mal no ayudará.

Enseñar a percibir, a disfrutar... cada una de las cosas que vivimos, sentimos o tenemos para valorarlas. Los expertos sugieren que para los hijos no es necesario un despliegue de regalos costosos; en cambio, ofrecer cariño, tiempo compartido de juegos y un ambiente familiar estable son fundamentales.

La gratitud, la amabilidad ... como estados emocionales positivos para apreciar lo que tenemos. Ayudar y servir a los demás, tener un encargo o tarea pensada para hacer la vida más agradable a los que nos rodean. Ofrecer oportunidades para actuar con más amabilidad entre nosotros, realizar buenas acciones, servir a las otras personas ... es la mejor manera de enseñar a nuestros hijos a ser felices.

De alguna manera, sembrar estas semillas – como repetición de comportamientos-. Las niñas y los niños observan todo lo que hacemos, y reproducen lo bueno... y lo malo. Sin pedirnos la perfección -por otro lado, irreal- y sí, en cambio, valorando de manera especial nuestro esfuerzo por intentar actuar bien.

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