Sueños (robados) renovados

El fútbol te devuelve lo que te quita. Eso dicen. A veces se cumple este dicho, pero es que al Nàstic le deben dos, y bien gordas. A un Nàstic que ya no cuenta con Josep Maria Andreu, el mejor presidente de su historia, le han birlado dos ascensos en tres años. Eso debería ser suficiente para que la moneda salga cara este curso. Fue cruz en Vigo contra el Villarreal B y también este pasado verano ante un Málaga que debería continuar en la categoría de bronce en beneficio de un Nàstic que, sin saber como, se quedó sin cartera y hasta cuenta corriente tras el, digámoslo suave, atraco sufrido ante los andaluces.

Pero centrémonos en lo que toca y en lo que realmente está en manos del club. Se ha podido mantener una buena base de jugadores. Se han quedado los que se han ajustado al presupuesto fijado por el club y se han marchado o bien los que querían cobrar más o los que no contaban para la entidad. Alan Godoy, carpeta aparte, se marchó a un Segunda A y nunca hubo opción de repescarlo.

Hay centrales nuevos y dos perlas que brillan por encima del resto. Antoñín, si demuestra el 50% de lo que puede, será un delantero referente en la categoría. Y Álex López, seamos claros, es un centrocampista que querrían tener todos los equipos de la categoría de bronce, excepto los filiales, esos que multiplican por dos, tres, cuatro o más el presupuesto del Nàstic.

Han llegado jóvenes como Alex Jiménez a lo José Naranjo (sin hacer ruido pero con mucha hambre) o Biel Vicens. Argumentos de sobra para soñar.