La Santa Espina
A finales de la década de los cuarenta ocurrió un curioso caso por lo inopinado que fue. Por aquellos años en que el idioma catalán estaba secuestrado en toda actividad oficial, se produjo un hecho que emocionó al tarraconense.
Por aquel entonces era gobernador civil de la provincia Francisco Labadie Otermin, con un currículum lleno de honores fascistas: intervino en la Batalla del Ebro como falangista, voluntario en la División azul, presidente del Instituto Nacional de Previsión, abogado y militar, Gran Cruz de la Orden Imperial del Yugo y las Flechas, y Gran Cruz de la Orden de Cisneros. En una ocasión, se celebró en la plaza de toros de Tarragona un concurso de sardanas.
Supongo que para congraciarse con el pueblo catalán, asistió al certamen. Antes de empezar el baile, alguien pidió si podía dar comienzo con la música de La Santa Espina (pieza musical prohibida).
El gobernador accedió. Las collas, ya en el ruedo de la plaza y cogidas de la mano en espera de la música, quedaron rígidas al oír las primeras notas. Fue un momento emocionante, una extraña concesión de un consagrado fascista. En el año 1950, el gobernador fue substituido por un tal Pagés de Lérida.
Francisco Ortiz de Pinedo Mendiluce
(Tarragona)