La eurocopa, Gibraltar, Trump... durarán poco

La información, como decía Eco, se ha convertido en un espectáculo cuyo eco apenas dura unas horas, como mucho días, después de que haya bajado el telón

Apenas unas horas después del atentado contra Trump me llama Billy Webster, con quien coincidí en las campañas Clinton, y que tras ser su jefe de staff en la Casa Blanca, ahora es miembro del comité de donantes de los demócratas y ha conseguido, según su propia expresión, «una bonita cifra’ para la campaña del presidente.

El mundo está conmocionado por las escenas de la cara ensangrentada del ex presidente cuando Billy sentencia: «El impacto emocional del atentado durará menos de lo que ahora parece y cuando empiece la campaña de verdad, que es siempre en septiembre después del Labor Day, ya tendrá muy poco peso en las encuestas».

Se disparan en bolsa las empresas de Trump y los cronistas de todo el planeta contradicen a Billy: el ex presidente republicano parece destinado a arrasar en las urnas, tras haber demostrado que tiene la divina providencia de su lado. Horas después, la roja conquista la Copa de Europa.

Las calles de toda España, no digamos las de Madrid, se llenan de eufóricas camisetas rojas. ¿Si la selección es española por qué sólo se elige Madrid para celebrar sus triunfos? ¿Y La Coruña? ¿Y Cádiz? ¿Y por qué no cualquier otra ciudad de las que con sus impuestos subvencionan el deporte español?

Que España se llene de banderas no es tan extraño; pero lo que sorprende es escuchar las bocinas rasgando al unísono la noche de Barcelona y a miles de barceloneses en la calle coreando españolerías.

Llegan los torrentes de noticias, fake news, bulos, fotos divertidas en el whats, ‘Gibraltar español’ y, ya puestos, pidamos la devolución de las Filipinas...Y los eurocampeones hacen un feo al presidente del gobierno en los vestuarios de la selección y cuando, al fin, tienen que saludarlo no le miran a la cara...Y los bulos españoles se mezclan en redes con los que acusan a Biden de haber montado el atentado y los que dan por sentado que ha sido el propio Trump el que lo ha organizado con trucos de imagen en un estudio...

Hay días, horas, en las que se amontonan las emociones y las noticias se amontonan, como ratas atrapadas en un incendio intentando salir por el mismo agujero...

El planeta entero enloquece; pero en las redacciones de los diarios, radios, plataformas digitales, televisiones... al día siguiente ya se mira el calendario contando los días en que el verano impondrá su ritmo, pese a todo, y Billy tendrá razón: el atentado será otro episodio más en la atormentada carrera de Trump hacia ni él sabe dónde.

La polarización de los electores hace que solo cuente para los votantes que ya tenía a quien fideliza aún más. Pero entre los más de la mitad que jamás le votarían sólo provoca curiosidad.

Y los americanos más inteligentes, como Billy, expresan su repugnancia por una sociedad que es incapaz de evitar que un rifle de asalto llegue a las manos de un niño que de no tenerlo no hubiera ido más allá de tirar alguna piedra contra la comitiva presidencial.

Han sido horas tremendas de encadenar sensaciones entre titulares, comentarios, espectáculo...Espectáculo: la información, como decía Eco, se ha convertido en un espectáculo cuyo eco apenas dura unas horas, como mucho días, después de que haya bajado el telón.

Y Billy me advierte, desde Carolina del Sur: «Cuidado, Lluís, que lo que ha cambiado en la sociedad digital es que ahora nunca baja el telón». Y yo que me prometo dejar el móvil metido en una caja y tirar la llave en cuanto pueda unos días de vacaciones.

Por cierto, en la apertura de ayer, las empresas de Trump han vuelto a bajar.

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