La estrategia de Sánchez lleva al PSOE a una derrota total en las autonómicas y municipales
Once horas después de acabado el escrutinio de los votos, el presidente del Gobierno decide jugársela a todo o nada adelantando las elecciones generales al 23 de julio
Es la segunda vez en pocas horas que me pongo frente al ordenador para escribir este artículo que en principio iba a ser una rápida reflexión desde Madrid de lo que pasó el domingo, pero que inevitablemente se ha quedado viejo tras el adelanto electoral anunciado por el Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ayer lunes por la mañana.
Una rápida reacción muy al «estilo Sánchez»; nadie la esperaba, nadie la veía venir y con ella da la impresión de que lleva la iniciativa política él otra vez en lugar de aparecer como el archiconocido ‘pato cojo’ con el que los norteamericanos tildan a los presidentes en el final de su mandato.
El riesgo de alargar y empeorar la agonía de la derrota del domingo durante seis largos meses y su convicción de que la derecha iba a utilizar su victoria en las instituciones para «martirizar» al Gobierno han impulsado a Sánchez a tomar esta drástica decisión: «Lo mejor es que los españoles tomen la palabra para definir sin demora el rumbo político del país».
Ha añadido que «el sentido del voto traslada un mensaje que va más allá», haciendo referencia a una foto de gobierno azul y verde en enero de 2024.
Pero el peligro es alto por no decir altísimo.
¿Qué le hace pensar al Presidente que la innegable marea azul va a detenerse ante una mayor movilización de la izquierda?
Quizás la convicción de que muchas de las respuestas a la debacle del domingo están en su persona. Si hay un frente ‘antisanchista’ que persigue barrerle del poder a él en persona puede con este adelanto contribuir a generar y concentrar un frente progresista que se vuelque en evitarlo y conseguir lo contrario: frenar a Feijóo, pero, sobre todo, agitar otra vez el miedo a la ultraderecha.
Muchos dirán que esto confirma que el carácter del Presidente está más ceca de un ‘tahúr’ que de un político institucional, pero en la política, como en la vida, el póker también se juega.
Y Sánchez ha demostrado ser muy hábil en esa partida otras veces. Ya lo hizo en abril de 2019, pocos meses después de acceder al poder. Y fue un éxito, aunque luego le fallaran los cálculos al no tener la mayoría suficiente y obligarle a pactar con Podemos (cosa que hizo en pocas horas).
Inmediatamente Feijóo ha saltado al atril para saludar la convocatoria anticipada y pedir una mayoría clara que acabe con estos cinco años de Sánchez con Podemos, Bildu y los independentistas al frente de una coalición con los que «no quieren a España».
Con esta decisión Moncloa consigue al menos dos cosas de entrada:
– Acabar con cualquier debate interno que ponga en cuestión su desastrosa estrategia de campaña.
– Empujar a los partidos a su izquierda a terminar con sus disputas y centrarse en conseguir una confluencia entre Podemos y Sumar que les permita volver a tener alguna oportunidad de representación (Díaz y Belarra han tardado dos segundos en anunciar su alianza).
Pero, claro... todo esto puede acabar en un mayor desastre para el PSOE y para sus socios parlamentarios, que pueden ser arrollados por el entusiasmo con el que la derecha ha consumado su victoria.
En la anterior versión de este artículo acababa previniendo a todos (la derecha, en particular) de dar por muerto a Sánchez, ya que ha demostrado una y otra vez una capacidad de resistencia y resiliencia ante las adversidades.
Lo ha vuelto a hacer...
Ahora veremos si el reparto de cartas le da alguna ventaja y lo consigue o se lleva una mala mano y consigue lo que sus detractores tanto ansiaban.
En todo caso, siempre es bueno que ante situaciones así... se nos dé a los ciudadanos la oportunidad de votar.