La hija de la peluquera

Antes de ver el vídeo de las actrices españolas cortándose mechones por las mujeres iraníes, me contaron que dos se habían negado. «No sé, no lo veo». «Que no ves ¿qué?». Como no sé más de su no ver quizá lo que no veía era que sirviera para algo. Aunque supusiera no ir con la mayoría o minoría que hace lo correcto.

Quizá pensó que Jamenei y los suyos se pasan por la túnica a las iraníes, francesas o españolas con la tijera. Como cuando Boko Haram secuestró a 200 niñas nigerianas y Michelle Obama se unió con una fotografía y un cartel de #BringBackOurGirls (traed de vuelta a nuestras niñas). Claro que lo importante no es lo que haga Juliette Binoche sino lo que haga Macron. No que se corte ese poco pelo que se peina para delante, como Julio César, sino que tome medidas de verdad contra Irán, contra los ayatolás.

Él y otros mandatarios. Lo dijo la periodista y activista iraní Masih Alinejad: «Las mujeres de Irán no necesitamos que los políticos occidentales se corten el pelo, queremos que corten los lazos con nuestros asesinos». Empieza el vídeo de las mujeres del cine español con Elvira Mínguez cortándose un buen tajo y termina con Isabel Coixet haciendo lo mismo. Lo sorprendente es lo malas que son las tijeras de algunas. La mejor, la más profesional, es Penélope Cruz, hija de peluquera.

Con el pelo mojado, se lo pone delante de la cara y da un corte preciso y limpio. Hasta los gestos simbólicos hay que hacerlos bien. Son capaces los políticos occidentales de ser más sensibles a los cortes de pelo que a la muerte de Mahsa Amini y todas las caídas en las protestas.

Temas: