La Franz Schubert conquista Nueva York

Cuando Tomàs Grau planteó, hace dos años, llevar la Franz Schubert Filharmonia a Nueva York casi le tildaron de loco. Ni su propio staff lo tomó en serio. La orquesta tarraconense estaba ante el mayor reto en sus 17 años de historia. Y el día llegó: el pasado 10 de octubre, 1.800 espectadores llenaron el Carnegie Hall de Manhattan, una de las salas de conciertos más prestigiosas del mundo, para ver su actuación.

Entre los asistentes se encontraban catalanes ilustres instalados en la costa Este de Estados Unidos, como el cardiólogo Valentí Fuster, el oncólogo Joan Massagué o el economista Xavier Sala i Martín. 64 músicos, bajo la batuta del maestro Grau, se subieron al escenario para interpretar un repertorio que tendía puentes entre personas de ambos lados del Atlántico: la Sardana de Sant Martí de Pau Casals, El Concierto de Aranjuez de Joaquín Rodrigo y la Sinfonía del Nuevo Mundo de Antonín Dvorak.

La Franz Schubert Filharmonia, con oficina en Tarragona y sede artística en El Vendrell, «nació para acercar la música clásica a todo el mundo». En sus inicios ofreció conciertos por todo el Camp de Tarragona, «nuestro hogar», asegura Grau.

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