‘Hooligans’ en el deporte base

En mi época de entrenador de baloncesto base me tocó lidiar, en ocasiones, con la incontinencia verbal de padres y madres. Los partidos, los sábados por la mañana, se jugaban tanto en la pista como fuera, con frecuentes improperios entre progenitores de ambos equipos o contra los árbitros. Por suerte, los hooligans son una minoría en el deporte base, aunque ruidosa y a veces violenta. Padres y madres convencidos de que sus hijos van a ser superestrellas, o peor aún, convencidos de que ya lo son. El pasado fin de semana, un futbolista de 15 años del equipo cadete del Mas Pellicer de Reus fue presuntamente agredido por el padre de un rival al término de un partido amistoso ante el CF Vila-seca. Según la versión del menor, el hombre le esperó fuera del estadio y cuando le vio aparecer le recriminó que había ido de chulo durante el encuentro, le empujó contra una valla y le cogió del cuello.

El agredido había marcado el gol de la victoria del Mas Pellicer (1-0). Salió solo, sin sus compañeros, porque se tomó un refresco en el bar del campo como premio. Los Mossos investigan lo sucedido. Por desgracia, este tipo de episodios son comunes. Dejemos a los niños jugar en paz.

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