Hasta luego
Esto se acaba. Por primera vez en más de 16 años en el Diari he recogido mi mesa y he ordenado mis cajones. Bueno, realmente los he vaciado. Me voy. Llegué a esta casa a finales de 2007 siendo un pipiolo y salgo con el orgullo de haber dirigido este periódico aunque solo fueran cinco meses. Eh, menos duró Camacho como entrenador del Madrid. De las camisetas de Rosendo y Barón Rojo pasé a vestir con camisa, para regocijo de mi mujer y mi madre y cachondeo de mis compañeros. Ay mis compañeros, la de cosas que hemos compartido. ¡Cuánto los voy a echar de menos! Son mi segunda familia. De hecho, se puede decir que, en todo este tiempo, casi los he visto más que a la de verdad. En parte, por eso paro. No para perderlos de vista, ni mucho menos, sino para echarme unas partidas al Super Mario Bros con mi hijo. Y me va a tocar aprender a cocinar, que ya era hora.
Me siento un privilegiado por haber podido desarrollar mi oficio en este histórico periódico. Muchas gracias a todos los jefes que apostaron por mí, a los lectores y a esos amigos que he hecho por el camino. Salud y rock and roll.