Cèsar Martinell y sus ‘catedrales del vino’
Cèsar Martinell (Valls, 1888 - Barcelona, 1973) nació en una familia de tintoreros, por parte de padre, y de maestros de obra, por parte de madre. Aprendió a dibujar al lado de Joan Miró, Manuel Humbert y Jaume Mercadé y, en 1915, conoció a Gaudí en una visita a las obras de la Sagrada Familia y se convirtió en uno de sus discípulos.
Durante su carrera como arquitecto, transitó hacia el novecentismo y se especializó en construcciones agrarias, entre las que destacan unas bodegas denominadas, por su belleza, ‘catedrales del vino’. Además de proyectar los edificios, organizaba los espacios para desarrollar la producción, los almacenes y la distribución de la maquinaria.
El pasado domingo se cumplieron cincuenta años de la muerte de Martinell. La efeméride coincidió con el anuncio de que la centenaria bodega modernista de Rocafort de Queralt (Conca de Barberà), la primera ‘catedral del vino’, será rehabilitada y se convertirá en un referente enoturístico y cultural, donde se ubicará el primer centro de interpretación de su obra. Un merecido homenaje a un personaje cuya labor no ha sido suficientemente reconocida. Más vale tarde que nunca.