La formación continua, clave para optimizar nuestro servicio a la sociedad
Quedan ya pocos días para que Tarragona se convierta en el epicentro de la abogacía española. El Centro de Convenciones de PortAventura acogerá del 3 al 5 de mayo el XIII Congreso Nacional de la Abogacía, un evento que se celebra cada cuatro años y que es el gran foro de debate y reflexión de los profesionales del derecho y su función en la sociedad.
Más allá del impacto económico y en posicionamiento que la presencia de más de 1.000 abogadas y abogados de toda España en nuestra zona generará, que la demarcación acoja por primera vez un Congreso como éste representa también un ejemplo de colaboración, ya que la designación de Tarragona es fruto de la suma de esfuerzos entre los tres colegios de la provincia: Tarragona, Reus y Tortosa. Somos un territorio complejo, pero ejemplos como este demuestran que cuando vamos todos a una salimos ganando.
El Congreso de la Abogacía abordará cuestiones cruciales para el Estado de Derecho como la defensa de los derechos y las libertades, los desafíos de la deontología profesional o el impulso a la cultura del acuerdo, entre otros. Uno de los aspectos clave para cohesionar todos estos retos de la función social de la abogacía, y que también protagonizará la agenda del Congreso, es la formación continua. Los abogados, como la gran mayoría de las profesiones en el contexto actual, tenemos la obligación de estar permanentemente actualizados en nuestros conocimientos, tanto los más específicos del oficio, como en otras cuestiones tan cambiantes como la tecnología. Todo ello para garantizar que ofrecemos a nuestros clientes, y a la sociedad en general, el mejor servicio.
Esta exigencia no nos resulta extraña. No en vano, una vez obtenida la titulación universitaria, las abogadas y abogados, antes de poder ejercer, tenemos que pasar por un máster y unas prácticas, además de un nuevo examen de acceso a la profesión. Esto solo es un punto de partida, puesto que nuestra materia de trabajo –las leyes y los comportamientos humanos– es muy dinámica y no podemos quedarnos atascados en viejos modelos si queremos ser fieles a nuestro compromiso de contribuir a hacer una sociedad más justa, más igualitaria y más libre.
Por todo ello, y como no puede ser de otra manera, las tendencias de formación serán objeto de análisis y reflexión en el Congreso de la Abogacía de Tarragona. Poniendo énfasis en la gran labor que ejercen los Colegios de la Abogacía que, como el de Tarragona, desarrollan programas de formación continua que abordan tanto las novedades legislativas y la jurisprudencia como las habilidades y competencias complementarias que un abogado del siglo XXI debe incorporar a su bagaje en beneficio del buen funcionamiento de la justicia.
En definitiva, el Congreso de principios de mayo será una fantástica oportunidad para que la abogacía española actualice sus retos como agente clave en el progreso de la sociedad. Una actualización en la que, una vez concretada la hoja de ruta, la formación continua se convierte en la mejor herramienta para que las abogadas y abogados seamos motores de progreso social. Que es lo que, por definición, queremos aportar a la sociedad de la que formamos parte.