Leer y escribir

Los informes PISA no existían cuando pisábamos la escuela, y la enseñanza tenía rasgos propios, por ejemplo, la importancia que se daba a saber leer y escribir. Se leía más -no había medios audiovisuales-, y ello ayudaba a la comprensión lectora. Se aprendía a escribir con letra ligada, lo cual favorecía la velocidad en la escritura.

Se daba importancia a la memoria, ahora menos valorada; y en casa hacíamos más deberes escolares que hoy, aunque menos actividades extraescolares (que no fueran jugar en la calle). Se hablaba de suspensos sin edulcorar la palabra, y si los profesores te castigaban, los padres pedían explicaciones al alumno y no al profesor.

Quitando lo de pegarte con la regla en la mano, la educación ‘de toda la vida’ no era tan mala.

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