El poder de la máquina

Incluso un juego tan poco pasional como el ajedrez, no evita su politización. Signo de la Guerra Fría fue la victoria del americano Fischer sobre el ruso Spassky, y manifestación de la lucha contra la dictadura fue el triunfo de Kaspárov sobre Kárpov, ambos del mismo país, pero liberal contra ortodoxo.

Kaspárov, campeón del mundo de 1985 a 2000, dejó el ajedrez profesional porque su prioridad pasó a ser ‘derrocar a Putin’. No lo ha conseguido (vive exiliado y es considerado «terrorista»). El campeón jugó también contra el Deep Blue, de IBM, y contra una versión de Google. La máquina le venció casi siempre. Es como un símbolo de la máquina de Putin, con su fuerza bruta capaz de arrollar a Zelenski, Kaspárov o quien se atreva a afrentarla.

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