El mensaje

Hoy se inicia el jubileo del Año Santo que el Papa ha querido centrar como telón de fondo en la esperanza. Atareados con las compras y los fastos de estos días, puede pasarnos desapercibo lo importante: el mensaje.

En Belén no se enteraron de él los cortesanos de Herodes, sino los pastores que guardaban sus rebaños al raso. Lo reciben con gozo: «Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad».

Han pasado veinte siglos y la paz sigue faltando a territorios, poblaciones y familias. El mensaje que oyeron los pastores de Judea, y que predicaron treinta años después los pescadores de Galilea, sigue ausente en los mismos parajes que pisaron las generaciones anteriores. Es un mensaje de salvación no solo futura, sino presente.

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