Weltschmerz

La palabra define en alemán el estado de tristeza del alma cuando se da cuenta de la distancia entre nuestros valores y la realidad que vemos a diario. Una emoción muy especial de los filósofos que ahora compartimos todos sin necesidad de pensar profundamente. No hace falta ser Schopenhauer para que se despierta en nosotros ese conflicto del alma. Los valores clásicos difícilmente se cuestionan. Es cierto que en los límites del discurso siempre hay una distancia, pero la inmensa mayoría vivimos en el centro cómodo, allí donde los valores de toda la vida aún tienen un espacio real. Pero la realidad que nos rodea es testaruda, y de esos mismos valores se hacen sombreros a la Carmen Miranda. Hace poco en Rac1 tuve la oportunidad de participar en una de las tertulias de Jordi Basté. El tema iba del auge del trumpismo en todos los ámbitos de la política. Durante un rato nos dedicamos a mostrar el horror que nos causan ciertas afirmaciones y actitudes (Ayuso, Vox y compañía). Pero tanta exclamación alterada de poco nos sirve. La realidad que vemos a diario no la cambiarán las ofuscaciones. No sabemos cómo combatir el reino de la mentira. De ahí la aflicción. De ahí que debamos aprender a pronunciar Weltschmerz, aunque parezca imposible.

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