Viva Taylor Swift

Nunca una mujer tuvo tanto poder como ella. Quizás la última fue la reina Isabel I de Inglaterra. La reina virgen. La que derrotó a la Armada Invencible sin mover un dedo. O un barco. Sin hacer nada. Taylor Swift es la nueva reina. Desconozco sus canciones y ya me perdonarán sus fans. Pero me cuentan que su música es fácil, no molesta a nadie. No es country pero suena como si lo fuera, no es pop, pero tiene aires de pop.

Solo los Beatles antes que ella habían sido capaces de dominar el tiempo y ya me perdonarán los fans de los Rolling Stones, sólo los Beatles cambiaron el mundo. Hasta que llegó ella. Taylor Swift, la niña de 8 años que con su guitarra soñaba con ser la nueva Dolly Parton.

Alta, fabulosa, ojos azules, piel blanca. Purpurina, corazones, pulseritas y lentejuelas. Cada vez que llega a una ciudad se disparan las cifras, cada vez que opina en las redes sociales tiemblan Donald Trump y los neofascistas como Milei, que le han declarado la guerra.

En el documental de Netflix –que ha batido todos los records– se la ve dudar antes de opinar sobre política, pero al final decide que si su poder no sirve para cambiar el mundo, su música no sirve para nada. ¡Dios salve a Taylor Swift!

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