Suite francesa

El mes de agosto es un mes muy necrológico. Será por el calor, por el aburrimiento, o por ambas cosas que para mí que van de la mano, porque ya me dirán cómo es posible disfrutar con este calor pastoso, espeso y almibarado. Irène Némirovsky murió asesinada en las cámaras de gas de Auschwitz un 17 de agosto de 1942. Tenía 39 años. Su marido, Michel, también murió asesinado. Sus hijas se salvaron porque su institutriz las ocultó hasta 1945. Uno de los fenómenos propios de la Shoá en Francia fueron los miles de no judíos que organizaron la protección de los niños judíos. Esas personas arriesgaron su vida y salvaron a miles. Las hijas de Irène Némirovsky vivieron gracias a esta «fraternidad» memorable. El cuaderno con las anotaciones de Némirovsky fue conservado por su hija mayor, quien sin embargo no lo leyó durante casi cincuenta años, pensando que se trataría de un diario demasiado doloroso como para leerlo, menos aún publicarlo. Sin embargo, en los años 90, antes de donar las posesiones de su madre a un archivo, se decidió a examinar el cuaderno, y fue entonces cuando descubrió que contenía una novela. Leer su Suite francesa es una de las pocas cosas que valen la pena este mes de agosto.

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