Ríos
Del latín rivus ‘arroyo’. Otra raíz de la que se cree que puede venir la palabra río es el verbo griego róo, que significa «fluir, correr, manar, brotar». River. Rivière. Fluss. Fiume. Peka. Las cosas importantes tienen etimologías importantes. Y los ríos son importantes. En mi atlas particular tengo una clasificación de ríos que tienen un significado en mi vida. El primero sería el río Amur en Siberia. En el extremo nororiental, en Kamchatka. Por lejano, por frío y por Dersú Uzala y Akira Kurosawa. En segundo lugar, el Nilo Azul. Por Etiopía, por Khartum, por Lord Kitchener, por Asuán y por Champollion. En tercer lugar, el Volga. Por Rusia, por el Mar Caspio, por Kazan, por Volvogrado y por los remeros. En cuarto lugar, el Tamesis. Por Londres, por los cisnes propiedad del monarca (como todas las criaturas del río), por las regatas, por el lodo donde buscar restos prehistóricos (huesos de mamut por ejemplo). Y en quinto lugar, quizás, el Duero. Por Castilla, por la meseta, por Soria, por Zamora y por Oporto. Por sus puentes y por sus vinos (y sus morcillas). Pero si tuviera que quedarme solo con uno sería el río Aqueloo en Grecia. Tomaría su nombre del dios Aqueloo y su nombre significaría «el que ahuyenta el pesar». Era el más antiguo y poderoso de los espíritus del agua en Grecia. Grecia lo disimula bien, pero está llena de agua, y de espíritus y de tritones.