Miguel Ángel mintió

Miguel Ángel mintió. Costó 500 años darse cuenta de su mentira, pero nos mintió. Nos mintió como sólo saben hacerlo los genios: con lo obvio. Estaba a la vista, saltaba a los ojos, pero tardamos 500 años en darnos cuenta. Fue un doctor el que pudo ver la forma de un cerebro humano en el Dios que alarga su dedo hacia Adán. El mensaje está claro: el don divino no proviene de un ser superior, sino de nuestra propia mente. Fue en 1990 cuando el doctor americano Frank Lynn Meshberger publicó la tesis que el Dios y su manto rojo eran en realidad el corte de un cerebro humano. ¿Cómo era posible que Miguel Ángel conociese esta función de la corteza frontal durante el Renacimiento? ¿Fue simplemente una coincidencia que decidiera pintar a Dios a la sombra de esta sección particular del cerebro? Miguel Ángel seguramente lo sabía, el genio de Florencia parece adelantarse a su tiempo, jugando con el futuro. Nos mintió en su frescos haciéndonos creer que Dios es un poder superior y lo hizo desde el techo de la Capilla Sixtina que sólo se ilumina cuando el Papa va a rezar en ella. La Creación es un gesto de inteligencia. Ese dedo es Dios, queriendo saber más sobre nosotros.

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