Instagram va lleno de citas, de referencias y de consejos. La meditación. La meditación como remedio para todos los males. Prueben a meditar. Cierren la mente. No dejen que nada penetre. No esa lista de la compra, no esa deuda, no ese deudor, no esos kilos de más o de menos. Nada. Dicen que se requieren años para conseguir ese calma, el Nirvana (o quizás no sea el Nirvana y sea otra cosa). Pero en Instagram todo el mundo medita y tiene casa en lugares insólitos. Cuánta ansiedad se genera en una sola imagen. En Instagram todos sonríen, todos beben vinos de color naranja o azul. Todos son jóvenes, todos son felices. Un infierno. El infierno son los otros. Sí claro, los otros que son felices en Instagram. Tengo un amigo médico que me ha diagnosticado: estás cansada. Y me ha recetado: no mires Instagram. No me ha dicho que esté cansada de Instagram, pero creo que me ha dicho que tanta belleza embotellada me produce un enorme cansancio. Me resisto a dejar de observar esas vidas perfectas. Como si al dejar de observarlas, desapareciesen. Decía William Faulkner que entre la pena y la nada, él prefería la pena. Yo no soy nadie para llevarle la contraria, pero prefiero la nada. Por eso me quedo en Instagram.
15 julio 2024 21:07 | Actualizado a 16 julio 2024 07:00