Cartas importantes
Una de las cartas más importantes de la historia (de mi pequeña historia que no tiene por qué ser la de nadie más) se la escribe Albert Camus a su maestro pocas semanas después de haber recibido el Premio Nobel de Literatura en 1957. Dice así: «Dejo apagarse el ruido que me ha rodeado estos días antes de poderle hablar un poco con todo mi corazón. Me acaban de conceder un honor exagerado que yo no he ni buscado ni solicitado. Pero cuando supe la noticia mis primeros pensamientos fueron para mi madre y para usted. Sin usted, sin la mano afectuosa que usted tendió al niño pequeño y pobre que yo era, sin sus enseñanzas, sin su ejemplo, nada de todo esto sería posible. No me hago un mundo por lo que me está ocurriendo, pero sí que lo aprovecho para poderle decir lo importante que usted ha sido, y continúa siendo todavía hoy. Para asegurarle que sus esfuerzos, su trabajo y su corazón generoso están vivos en uno de sus pequeños alumnos que, a pesar de la edad, no ha dejado de ser su discípulo. Le abrazo con todas mis fuerzas. Albert Camus». Camus, de madre menorquina analfabeta, asmático, es uno de los grandes artistas del siglo XX. Escritor, filósofo, comprometido con la libertad y el respeto al ser humano por encima de todo, recibió el Nobel con tan solo 44 años. La he traducido mal, seguro, pero una reproducción de la original cuelga de mi nevera junto a una foto suya bailando en Alger. Hay cartas que explican más cosas que una enciclopedia.