Y Calafell hizo boom

Gabriel García Márquez se fue de Calafell por culpa de un jarrón con plumas. El premio Nobel colombiano era tremendamente supersticioso, tanto que, para ahuyentar el mal fario, solía purificarse con agua de azulete y flores amarillas. El jarrón con plumas de pavo, por cierto, era de una vecina y servía para decorar el descansillo de la escalera. Lo explica Carlos Barral en sus memorias. Gonzalo, hijo de Gabriel García Márquez, lo recuerda sin tanto bombo: «Allí pasábamos mucho frío, mi padre luchaba contra la chimenea pero con escaso éxito». Además, según recoge Xavi Ayén en Aquellos años del boom, las horas de caravana para volver en coche a Barcelona, los domingos por la tarde, resultaban un engorro. El periodista de La Vanguardia, autor de la mejor crónica cultural de aquellos años setenta, cuando Barcelona era la capital mundial de las letras, será uno de los ponentes del ‘I Congreso Internacional Carlos Barral y... Gabriel García Márquez’, que se celebrará los próximos días 1 y 2 de junio, organizado por el Departament de Filologies Romàniques de la URV, en colaboración con el Ayuntamiento de Calafell y el Museo Casa Barral. También estarán, entre otros, Carme Riera, académica, profesora de la UAB y experta en la poesía de Carlos Barral; Jacques Joset, profesor de la Universidad de Lieja y editor de Cien años de soledad en Cátedra; y Malcolm Otero, editor y nieto de Carlos Barral.

La idea, tal y como remarca Maribel Calle, especialista de la URV en Literatura Hispanoamericana, es conmemorar aquellos años de esplendor literario, justo ahora que se cumplen cincuenta. «Por aquí pasaron los mejores escritores de toda una generación, los que después formarían parte del denominado boom hispanoamericano». Hablamos, por supuesto, de Gabriel García Márquez, pero también de Mario Vargas Llosa, Julio Cortázar, Carlos Fuentes, José Donoso, Cristina Peri Rossi o Jorge Edwards. Y todo gracias a Carlos Barral. El editor, poeta y marinero quiso mostrarles su «mar doméstico», aquel paraíso infantil de salitre y vela donde se forjó el carácter de uno de los grandes intelectuales del siglo XX.

Para abrir boca, en esta primera cita, se abordará la relación que entablaron Barral y el ya mencionado García Márquez. En Calafell, Gabo buscó el refugio necesario, lejos del mundanal bullicio de la gran ciudad. Así pudo adelantar El Otoño del patriarca. Más tarde, el escritor colombiano quiso rendir homenaje al municipio costero en una de sus obras más aplaudidas. Su paso por Calafell quedaría inmortalizado para siempre en Crónica de una muerte anunciada. (Toda la información sobre el programa del congreso y las inscripciones en wwwa.fundacio.urv.cat/congressos/i-congreso-internacional-cbarral-ggarciamarquez).

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