Los peligros del aleteo de una mariposa

El mar Negro se está convirtiendo en un depósito de minas. Una amenaza grave para los ciudadanos que viven cerca de esas costas y que cierran los ojos ante los riesgos que les rodean, porque se necesitarían años para desminar el mar Negro.

Esta situación recuerda al llamado efecto mariposa, científicamente ligado al origen de la teoría del caos que formuló el matemático Edward Lorenz. Un concepto unido más tarde al origen de la teoría del caos, que viene a decir que, un mínimo hecho, como el aleteo de una mariposa en un momento dado, puede producir una serie de hechos de gran magnitud y provocar acontecimientos impredecibles. Lorenz pretendía con su concepto explicar, por ejemplo, el comportamiento caótico del tiempo meteorológico.

Con la invasión de Ucrania por Rusia ocurre algo parecido: se ha producido una serie de ondas sísmicas que han alcanzado la economía y el bienestar de las familias europeas. Pero, si nuestro futuro es de incertidumbre por la inflación, el empobrecimiento y las previsibles restricciones que deberemos sufrir este invierno por los cortes de suministro energético, los efectos del terremoto van a llegar mucho más allá. Especialmente donde el grado de protección que podamos tener en España, brille por su ausencia.

Es el caso del continente africano, donde se comprueba ahora la subida de los precios de la gasolina y de los productos de primera necesidad a causa del lejano conflicto bélico que se desarrolla en Europa. Doce países sufren una tasa de inflación mayor del 14%, sin capacidad para frenarla. Las protestas se suceden en Zimbabue, Sierra Leona, Ghana o Etiopía. Los ciudadanos ven inalcanzable dar de comer a sus familias y las carencias llevan a la indignación: ¿qué tiene que ver Ucrania con ellos? Se inician las revueltas y la respuesta represiva de algunos Gobiernos. A Rusia, la Unión Africana le ha solicitado que permita que los cereales, de los que dependen, lleguen a sus países para frenar la previsible hambruna. El FMI es otro salvavidas al que miran muchos ojos.

Mientras, en el Congreso se pone de manifiesto el egoísmo de algunos políticos preocupados, en primer lugar, por mantener su escaño antes que abordar codo con codo el problema común. Pocos piensan en todos esos países vulnerables a los que ya deberíamos estar auxiliando por solidaridad y porque no estamos tan lejos, para evitar que el aleteo de una mariposa en una aldea africana pueda acabar provocando un enorme conflicto aquí o en cualquier otra nación de las que nos creemos desarrolladas.

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