¿Ganar o aprender?
Seguramente muchas veces has escuchado o te han dicho que hay que saber perder. También hay teorías que dicen que ganas o aprendes. Y yo me pregunto, entonces, cuando ganas... ¿acaso no aprendes? Parece ser que el aprendizaje va unido a perder, no a ganar. Como si ganar implícitamente ya llevara el mensaje puesto. Soy defensora de la humildad ante todo, y también considero que aceptar lo que consigues o se te da bien debería ir de la mano de ser humilde. Porque al final cada uno somos lo que somos, sumando nuestros puntos fuertes con lo que nos cuesta.
Creo que demasiadas veces el ganar o el perder se materializa en un resultado concreto que nada tiene que ver con el proceso, ni con el esfuerzo. Y ahí el valor se da tanto si ha habido un aprendizaje como si no. En el deporte es en uno de los aspectos donde más evidentemente quedamos retratadas las personas en lo que se refiere a la derrota o a la victoria.
Pero en la vida en general deberíamos plantearnos qué es para nosotros ganar o perder. En qué ocasiones nos sentimos como ganadores y en cuáles como perdedores. Y ligado a eso el aprendizaje consiguiente. Porque si considero que he perdido, pero en verdad yo he controlado todo lo que estaba en mi mano, he trabajado para ello y me he esforzado al máximo, el aprendizaje debería ir por el camino, primero felicitarte a ti mismo, y segundo, pensar qué puedes hacer diferente en la próxima ocasión.
Al igual que si crees que has ganado, ser consciente de qué es lo que te ha hecho llegar ahí. Porque esa será la manera de que la próxima vez lo repitas, igual que ser sincero contigo mismo respecto a si has hecho todo lo que podías o no.
A menudo en el deporte de formación, igual que en otros aspectos de los niños, se valoran más los resultados que el esfuerzo en sí, y cuesta reconocer si se podría haber obtenido un resultado diferente. Y ahí el aprendizaje no existe, aunque bueno, en realidad sí, pero es un aprendizaje que no te lleva a nada que se parezca a la vida real. Esa vida, no para la que hemos de preparar para que vivan los más pequeños, sino a la vida que han de ser conscientes que están viviendo en cada momento.
Y si cuando ganas estás contento contigo mismo, eso creo que es perfecto, siempre que sepas ser humilde, valorar el esfuerzo que te haya llevado a conseguirlo, y a ser respetuoso con la parte perdedora, si es que la hay. Porque ganar y sentirte bien, no por tu victoria, sino pensando en los que han perdido, te llevará a un aprendizaje que nada tiene que ver con ser la mejor versión de ti mismo, que creo es a lo que deberíamos aspirar todos.
Ganar, para mí, tiene que ver con levantarte cada día, y esforzarte por hacer de la mejor manera posible todo lo que está en tu mano, lo que depende de ti y puedes controlar. Ese creo que es el mejor aprendizaje que podemos tener para nosotros mismos, y para los demás. Porque si pones tu atención, o dejas que tus victorias o tus derrotas vayan en función de lo que no depende de ti y no puedes controlar... Es como si les dieras los poderes de tu propia esencia a los demás.
Y no olvides que tu esencia es tu mayor tesoro. Te toca a ti decidir si quieres que la controlen los demás, o quieres ser tú el verdadero dueño de ella. Y estoy segura de que quien controla su propia esencia, y se esfuerza por conocerse... sabrá reconocer el camino de la victoria.