¿Qué hay de la autopista del caos?
La AP-7 es uno de los principales nudos de comunicaciones de nuestro país. Una arteria en nuestra red viaria que une ciudades y comarcas y por la que cada día pasan miles de vehículos. El volumen de tráfico es enorme y los colapsos y accidentes, constantes. A partir del 1 de octubre, la situación puede empeorar. Y mucho. Y el otro caos, el ferroviario, provocará que no pocos usuarios habituales de nuestra red ferroviaria se pasen al vehículo particular. Porque tienen que buscarse la vida. Unos se trasladan a vivir a Barcelona; otros intentarán la aventura de los autobuses, los desvíos y los transbordos; otros tratarán de hacer un poco más de teletrabajo; otros, salir con más tiempo y muchos, muchos otros cogerán el coche. Con todo ello, es más que evidente que el corte por las obras del túnel de Roda llenará todavía más nuestra autopista. Es una lotería. Puede ocurrir en cualquier tramo. Y puedes quedarte allí, atascado. Seguro que quien vela por la movilidad de nuestro país ha pensado en ello, pero a nosotros, a los usuarios, nos preocupa mucho cómo se abordan los temas que afectan a nuestro día a día. El 1 de octubre estaremos pendientes de los trenes. Pero el 1 de octubre tendremos que estar alerta, también, de lo que ocurre en nuestras carreteras, especialmente en la AP-7, la autopista del caos.