Esperanza, ilusión y vuelta a la realidad
Queda poco para ese día. El día en que juega a la lotería quien no lo hace nunca. Por si acaso. A ver si hay suerte, que nunca se sabe. El día de la ilusión. De no contar con ello pero al mismo tiempo desear aquel pellizquito que te arreglaría la vida. El día de los Niños de San Ildefonso, la banda sonora del 22 de diciembre. Tan de antes y a la vez tan de ahora. ¿Qué sería del Sorteo de Navidad sin ellos? El anuncio, el emotivo espot. El calvo de la lotería ya es historia pero sigue siendo nuestra imagen. La pedrea, buscar si hemos rascado algo. El día internacional de la salud. Qué suerte tenemos. O no. Porque en la vida hay de todo. Queda nada. Algún despistado corre a comprar el décimo cuando todos sus compañeros ya lo tienen. «Como toque y sea el último que queda, mal vamos», recordando los desafortunados que se quedaron sin número de Indústries Teixidó hace muy pocos años. Uno para la familia. A ver si compartimos la fortuna. Las participaciones del cole para recaudar fondos para el fin de curso. Veinte euros arriba y cuarenta abajo. Colas en las administraciones más famosas. Luego, el buscador de números. La esperanza de que, al menos, toque algo pequeñito. Tampoco queremos tanto. Pagar la casa, comprar un coche, un viaje, hacer aquellas reformas pendientes o comprar un pisito para invertir. Un poco de ilusión. Luego, nada. Todo se esfuma. Vuelve la realidad.