Venezuela: democracia sin manipulaciones

Nicolás Maduro está más presionado que nunca por la comunidad internacional, pero él apremia al Parlamento de Venezuela para que apruebe «muy rápido» la nueva ley «contra el fascismo». Se trata de una norma de nueva factura, redactada después del aparente pucherazo electoral del 28 de julio y de las protestas de la oposición, con la que el régimen chavista pretende combatir a «quienes promuevan actos de violencia» en el país. El presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Rodríguez, dejó traslucir que, con esta legislación en la mano, sería posible detener e imputar a la líder de la plataforma opositora, María Corina Machado, por promover actos de «violencia» o incluso de terrorismo. La oposición y las ONG de derechos civiles sostienen que será un instrumento más para aumentar la represión contra los ciudadanos que disienten de la victoria electoral de Maduro y advierten cómo el propio nombre deja abierta todo tipo de imputaciones: Ley contra el Fascismo, Neofascismo y Expresiones Similares. Del régimen se dice que la presión internacional puede terminar acorralándole porque nunca ha sido tan grande como ahora, pero su máximo líder sigue regocijándose en su relato de que hace frente a una maniobra de desestabilización que quiere acabar con el país. Lo que la comunidad mundial, en especial la Unión Europea, la OEA, Estados Unidos y dos decenas de países califican de detenciones «arbitrarias» de líderes y militantes de la oposición por denunciar el presunto fraude electoral. Miles de venezolanos viven en España.

Lo que ocurre en Venezuela es tema de debate interno aquí por la grosera manipulación de la extrema derecha. El apoyo a un proceso democratizador en el país caribeño no se debe dejar en manos de quiénes sólo buscan sus propios intereses que no son otros que la demonización del contrario. Miles de amigos esperan de nosotros decencia, serenidad y firmeza. No arengas estrafalarias ni teorías de la conspiración.

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