Una lacra que hay que erradicar
Injusticia. Violencia. Machismo. Represión. Desprecio. Miedo. Supervivencia. Valentía. Víctimas. Muerte. Demasiado a menudo hablamos en estos términos y el 25 de noviembre es un día con nombre y apellidos, para alzar la voz al unísono por la Erradicación de la Violencia hacia la mujer. Los datos son terribles: Tarragona es la tercera provincia con más violaciones y la sexta con más mujeres asesinadas. Alzamos la mano para decir basta. Salimos a la calle, denunciamos la injusticia y escuchamos la voz de supervivientes como Chrifa, que nos ponía los pelos de punta al explicar con una entereza enorme el infierno que vivió durante siete años, cuando sufrió, literalmente, un secuestro en su propia casa, víctima de todo tipo de violencia y sintiéndose muerta en vida. Y ya sea por el azar del calendario o de forma buscada, justo ayer volvimos a pensar en Gisèle Pelicot. La Fiscalía francesa anunció ayer su solicitud de pena para Dominique Pelicot, de 71 años, el autor e instigador de las más de 200 violaciones que sufrió entre 2011 y 2020 su entonces esposa Gisèle por parte de 80 desconocidos. Ha solicitado la pena máxima para un delito sexual en Francia: 20 años de prisión. Una petición de cárcel previsible en una fecha simbólica. Y repetimos, una vez más, «merci, Madame».
El 25N es un día de reflexión, de visibilización de los casos de violencia machista que siguen afectando a mujeres en todo el mundo. Y la periodista de esta casa Norián Muñoz tuvo el honor de pronunciar el manifiesto de uno de los actos organizados en la ciudad de Tarragona. Es un día para recordar a las víctimas, honrar su memoria y renovar el compromiso de la sociedad en la erradicación de la violencia. Sin embargo, no podemos olvidar que la justicia, lejos de ser un acto simbólico, es una herramienta esencial en esta lucha. Por eso, la solicitud de prisión preventiva contra Pelicot es un recordatorio de que la violencia hacia la mujer no debe quedar impune, y que la respuesta de nuestras instituciones debe ser contundente y ejemplar. Lo explicaba también Chrifa, que leyó el manifiesto del acto institucional de su ciudad: «Nos apresuran a denunciar, nos acompañan en el proceso para rehacer nuestras vidas pero luego, la justicia, no avanza. El sistema es demasiado lento». Deben poder pasar página.