Un paso adelante en la cuestión de Gibraltar
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el primer ministro británico, Rishi Sunak, se las prometen muy felices sobre el futuro de Gibraltar. Hablaron por teléfono de la necesidad de cerrar un acuerdo sobre la relación del Peñón con la Unión Europea. El ‘brexit’ dejó la cuestión en una especie de limbo fronterizo rodeado de nubes. De la conversación entre ambos dirigentes han trascendido los puntos de común acuerdo sobre temas de interés internacional, como son el apoyo a Ucrania, la seguridad energética en la que están dispuestos a cooperar, así como el propósito de mantener nuevas reuniones para seguir esas líneas de acción.
Desde Downing Street se manifestó el optimismo sobre un futuro compartido allá en el sur, en tierra anglo-gaditana. Antes de esa conversación, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, había explicado a los alcaldes de la zona que se pretende la eliminación física de la verja y que sea la Policía española quien controle las idas y venidas ya que se interpreta como una extensión de la zona Schengen. El aeropuerto también debe compartirse, así como la prosperidad que produzca.
Si todo esto se consiguiera, sería un paso más en el acercamiento en una situación tan inusual como la de escuchar a los llanitos hablar con acento andaluz. Lógico porque Gibraltar es hoy un territorio británico de ultramar situado en una diminuta península pegada a España que, desde el siglo XVIII y con la firma del Tratado de Utrecht, quedó definitivamente en manos inglesas cedida por Felipe V. Desde entonces, viene siendo reclamada por nuestro país sabiendo que -según un artículo del tratado- en el caso de que Reino Unido renunciase o vendiera ese territorio, se debería ofrecer a España en primer lugar. Para la ONU, es de las pocas colonias que quedan.