Santa Tecla ha crecido, y eso tiene consecuencias

Santa Tecla ha crecido. Se ha hecho mayor, si quieren. Y puede que ya no sea la misma. Quizá no sea tan fácil que los pequeños suban al caballo del Magí de les Timbales. O que veamos en primera fila la Baixada de l’Àliga. O puede que ya haya casi tantos parroquianos como visitantes en los pilars caminant. Nuestra fiesta sigue siendo nuestra, sí, pero también es un poco de otros. Y eso no es siempre fácil de encajar. Santa Tecla es también una fiesta mucho más masiva de lo que solía ser. Los datos hablan por si solos: la noche del 21 de septiembre, coincidiendo con la Baixada y los conciertos de Mushka y Figa Flawas en el Francolí, 50.000 personas salieron a la calle. El equivalente a un tercio de la población de la ciudad. Muchos eran vecinos, sin duda, pero también vinieron a festejar con nosotros habitantes de Barcelona, Reus, Madrid y otras muchas ciudades de dentro y fuera de Catalunya. Así que, se emita o no la Baixada en TV3; o se convierta o no en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad toda la fiesta mayor –tal como propone el alcalde, y varias entidades ven con buenos ojos–, Santa Tecla es ya un poco más mas concurrida, más compartida y más diferente. Eso puede gustar o no, pero sin duda es algo a gestionar.

El reto, en los años venideros, no será convertir nuestras fiestas en un secreto para los foráneos –tarea harto complicada– si no que, desde el ayuntamiento y las entidades, codo con codo, se garantice el disfrute de la celebración a todos, sin aglomeraciones y con seguridad. Y eso significa inversión, y prevención, y medios policiales, y colaboración entre las instituciones y la sociedad civil, y concienciación, y respeto al espacio público, y entusiasmo popular... Incluso infraestructuras y obra pública! Con estos ingredientes, deberíamos ser capaces de ofrecer a la ciudad –y también a quienes nos quieran visitar– unas fiestas de Santa Tecla participativas, agradables, dignas, seguras, alegres y cívicas. Sea como sea, quien sienta verdadera y genuina pasión por Santa Tecla, no dejará de quererla y participar en ella. No dejará de ir a la Baixada de l’Àliga, a acompañar al Seguici, a admirarse de los castells de nuestras colles... Y a sentirse, estos días finales de septiembre, algo más vacíos. Hasta el año que viene.

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