Reconstrucción y colaboración ciudadana

Contando muertos y desaparecidos. Así estamos. Cifras que unos confirman y otros desmienten. Son las cifras de la desolación, de la catástrofe tras una DANA que se ha llevado por delante vidas y obras. Sin embargo, de la devastación resurge la fuerza inquebrantable de la gente.

La unión codo con codo en momentos de crisis se convierte en una poderosa lección sobre la capacidad humana de reconstrucción y resiliencia. La naturaleza pueda ser implacable, pero la colaboración ciudadana ha demostrado que la capacidad de las personas para unirse, apoyarse y reinventarse es aún más poderosa. A medida que el temporal se aleja, los vecinos, apoyados por numerosos voluntarios, entidades y cuerpos y fuerzas de seguridad y de protección civil, han empezado esta reconstrucción, mientras gobernantes y representantes han optado por acusarse, excusarse o mentir.

Sobre la desolación que dejan las aguas de la terrible DANA al retirarse, mientras imágenes terribles golpean a la opinión pública, resurge la solidaridad como una gran marea. Como siempre, pesa a las pérdidas, el dolor y la incertidumbre, la gente ha respondido con una valentía ejemplar, una determinación tangible en cada gesto, en cada mano que se ayuda, en cada golpe de pala, en cada cadena humana.

La sociedad ha reaccionado organizándose con el impulso de iniciativas variadas para ayudar a la gente de las zonas devastadas. Un espíritu de solidaridad que choca con la mala gestión. Porque esto es lo que ha ocurrido. Los expertos hace tiempo que alertan de que cada vez será menos raro que hagan acto de presencia fenómenos meteorológicos duros y extremos. Estaban avisados de que llegaba un temporal y el martes por la tarde, la Generalitat valenciana decía que lo peor ya había pasado, cuando el gran desastre estaba llamando a la puerta.

Tras la tempestad, es importante colaborar, ayudar y arrimar el hombro, impulsar iniciativas para echar una mano en la medida de lo posible, aunque sea desde la distancia. Ya está pasando. En su momento, también será necesario hacer autocrítica, ver qué ha fallado, asumir errores y que los incompetentes dejen sitio a quienes sean capaces de preparar al país para la siguiente DANA. Estamos avisados. Estaba previsto. No estamos preparados. Este estado de cosas requiere decisiones y cambios. Es lo que esperamos.

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