Preocupante falta de médicos

La caótica situación que vive la sanidad madrileña, con un conflicto desatado por ahora en la atención primaria, vuelve a poner sobre el tapete un problema que amenaza con convertirse, si no lo es ya, estructural en todo el país, como es el hecho cierto de que las comunidades autónomas necesitan más doctores de los que están disponibles: la jubilación de profesionales prevista para los próximos años, las dificultades para formar a más aspirantes y la fuga de talento ponen en dificultades un sistema que afrontará, además, grandes retos, como el envejecimiento de la población. La gravedad es mayor aún, si cabe, en los ambulatorios de atención primaria.

Desde 2019, el número de consultas atendidas por los médicos de familia ha crecido el 12%, según los datos del Ministerio de Sanidad, aunque los profesionales estiman un aumento de la carga de trabajo de hasta el 40% debido a que los doctores que permanecían en sus puestos se debían hacer cargo de los pacientes que no podían atender los profesionales que se cogían la baja por la Covid-19 o por problemas de ansiedad o depresión, que se dispararon durante la pandemia.

Mientras, en el mismo periodo, se reducía el número de profesionales: en 2021 había en España 126 médicos de familia menos que en 2020 (29.601 frente a 29.727) y 28 pediatras menos (6.474 frente a 6.502). El Foro de Atención Primaria calcula que en España se necesitarían, ahora mismo, 6.000 médicos de familia. Lo peor de todo esto es que se trata de un problema largamente anunciado que ya sufrimos en gran medida durante la pandemia, cuando el sistema estuvo muy cerca del colapso –en algunos momentos, de hecho, colapsó–. Urgen medidas eficaces y urgentes para dotar de recursos materiales y humanos a la atención primaria. La salud de los ciudadanos debe figurar a la cabeza en la lista de prioridades de nuestros gobernantes. Y todos hemos de exigírselo.

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