La pobreza energética exige soluciones ya

La pobreza energética es un fenómeno que afecta a millones de personas en toda Europa, y Tarragona no es una excepción. 60.000 hogares en toda la demarcación tienen dificultades para encender la calefacción o poner la lavadora o se ven obligados a sacrificar otros gastos esenciales para poder pagar sus facturas de energía. Esta situación que se ve agravada por factores socioeconómicos y por el cambio climático, requieren atención inmediata.

La pobreza energética se manifiesta de diversas maneras: hogares que no pueden permitirse calefacción en invierno, familias que deben elegir entre comer o encender la luz, y personas mayores que sufren las consecuencias de vivir en viviendas mal aisladas. En Tarragona, donde las temperaturas pueden variar drásticamente entre el invierno y el calor del verano, la falta de acceso a servicios energéticos adecuados puede tener un impacto devastador en la salud y el bienestar de los ciudadanos.

Uno de los factores que contribuyen a esta problemática es el aumento constante de los precios de la energía. En los últimos años, las tarifas eléctricas han experimentado un incremento significativo, lo que ha llevado a muchas familias a enfrentarse a facturas que no pueden pagar. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), el 20% de los hogares más vulnerables destina más del 10% de sus ingresos a gastos energéticos, lo que los sitúa en una situación de riesgo.

Además, la ineficiencia energética de muchas viviendas en Tarragona agrava la situación. Un estudio de la Agencia de la Energía de Cataluña revela que un alto porcentaje de las viviendas en la demarcación no cumplen con los estándares de eficiencia energética, lo que se traduce en un mayor consumo y, por ende, en facturas más elevadas. La falta de aislamiento adecuado y sistemas de calefacción obsoletos son problemas comunes que afectan a muchas familias, especialmente en barrios con menos recursos. Para abordar la pobreza energética, es fundamental implementar políticas públicas efectivas.

Esto incluye la promoción de programas de rehabilitación energética que ayuden a mejorar la eficiencia de las viviendas, así como la potenciación de las ayudas económicas específicas para las familias para conseguir la justicia social necesaria.

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