IBI, basura, ocupación de vía pública... y ahora, agua

La subida del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) aprobada por los principales ayuntamientos de la demarcación no afectará únicamente a los propietarios de viviendas, sino que provocará un efecto dominó que también llevará consecuencias a los bolsillos de las personas que viven de alquiler. Una cosa lleva a la otra. Porque no hablamos de incrementos de un uno o un dos por ciento, sino de cifras que perjudicarán y mucho a la economía doméstica de la ciudadanía.

Solo por mencionar algunos casos, el incremento del IBI en Tarragona será del 7,4%. En Reus, del 12,5%. En Cambrils, del 9,5. En Salou, del 9,8 y en Tortosa del 17,9. Y todo ello se suma a que alquilar un piso es cada vez más caro. En Tarragona la media está en 643 euros; y en Reus en 569.

Son solo algunos ejemplos de una tendencia generalizada que no se centra únicamente en este impuesto sino que se traduce también en incrementos de tasas como la recogida de la basura, la ocupación de vía pública o las licencias de terrazas. Y todavía hay más. Tras el ‘impuestazo’ aprobado por la mayoría de plenos municipales en octubre y que ha provocado numerosas protestas a pie de calle, esta semana hemos conocido otro ‘regalo’ para nuestras cuentas corrientes: la factura del agua se disparará un 7,5% en Tarragona, y en Reus, un 10%.

Acabamos pues el año tras estas decisiones que repercutirán la economía de las familias a partir de 2024, trasladando al contribuyente poco más que una subida exponencial de precios, impuestos y tasas que le acechará provocando daños colaterales por todas partes. Se mire por donde se mire, el resultado, en el caso de la vivienda, siempre es un encarecimiento generalizado de los arrendamientos, en un mercado que transita por momentos cruciales por los eventuales efectos de la nueva ley de vivienda. Y en el caso de los impuestos y tasas, aumentos fuera de lugar que indignan a la ciudadanía, levantan protestas en la calle pero, como siempre, la ciudadanía tendrá que asumir.

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