Economía Azul, alternativa de futuro

En un mundo que enfrenta desafíos ambientales y sociales cada vez más acuciantes, la Economía Azul emerge como una opción que promete no solo fomentar el desarrollo sostenible, sino también revitalizar comunidades, proteger ecosistemas y promover la resiliencia económica global. La idea de utilizar los océanos, mares y recursos acuáticos equilibrando el crecimiento económico con la conservación ambiental define una parte muy importante del ecosistema económico de Tarragona, como recordó este martes la concejal de turismo y promoción económica de Tarragona, Montse Adan, en el Fòrum d’Economia Blava, organizado por el Diari.

A diferencia de la economía tradicional, que a menudo prioriza la extracción sin considerar sus consecuencias a largo plazo, este modelo busca preservar la salud de los ecosistemas marinos mientras genera empleo, alimentos y energía. Los océanos son esenciales, pues generan más del 50% del oxígeno que respiramos y absorben una gran cantidad de dióxido de carbono. Sin embargo, la contaminación, la sobrepesca y el cambio climático están degradando estos ecosistemas.

Prácticas como la pesca sostenible, el turismo responsable, la acuicultura y las energías renovables marinas, ayudan a preservar la biodiversidad marina y mitigar el cambio climático. Son sectores con potencial para generar ingresos y crear empleo. Según el Banco Mundial, la economía oceánica podría aportar hasta tres billones de euros anuales a la economía global en 2030 si se gestionan adecuadamente los recursos marinos.

La Economía Azul proporciona una fuente de proteínas accesible y nutritiva para millones de personas y un vasto potencial para el desarrollo de energías renovables, como la eólica marina, las corrientes oceánicas y la energía de las olas. Son tecnologías que ayudan a reducir la emisión de gases de efecto invernadero y diversifican las fuentes de energía, un seguro ante las fluctuaciones del mercado de combustibles fósiles. En fin, la transición hacia la Economía Azul requiere la estrecha colaboración de gobiernos, sector privado, comunidades locales y organizaciones internacionales, basadas en tecnologías y enfoques que maximicen los beneficios económicos sin comprometer la salud de los océanos. Invertir en Economía Azul no solo es cuidar el planeta, sino también de impulsar un desarrollo económico y más sostenible.

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