Criticar es fácil. Lo díficil es persistir y construir

Ayer en la celebración del 50 aniversario de Pimec que tuvo lugar en Tarragona, se evocaron las críticas que los empresarios deben aguantar con santa paciencia. Criticarlo todo parece el deporte nacional. El empresario catalán mantiene un tejido social y económico con tesón, coraje y a veces, mucha ingenuidad. Es sabido que para tirar adelante una empresa hay que creer en el bien, en las bondades del prójimo porque sino, lo más fácil, sería tirar la toalla y que cierre el último. Criticar parece ser una afición muy popular. No deja de ser sorprendente la carta que un centenar de entidades ecologistas han hecho llegar a la empresa coreana Lotte para pedirle que desista de sus intenciones de invertir en Mont-roig del Camp y generar como mínimo 500 puestos de trabajo directos y bastantes más indirectos. No porque no se pueda criticar, sino porque quien critica son entidades como Camping de Sant Pere Pescador o Salvem l’Empordà. Entidades ‘tremendamente vinculadas’ a nuestro territorio y grandes conocedoras de las necesidades económicas y sociales... (esperamos que se entienda la ironía incluso en una Editorial).

Todo es criticable, pero no toda cíitica es constructiva, algunas son solo inercias que se heredan y que hoy están completamente desfasadas pero que aún son perniciosas. Criticar las inversiones, criticar a los empresarios y empresarias por sistema, como si la sociedad fuese maniquea, dividida en buenos y malos, solo sirve para hacernos daño a todos. Como también esperamos que la Administración -en este caso Adif- sepa asumir las críticas que se le hacen. El parking en la estación del Camp es absolutamente necesario, pero aquello de «todo para el pueblo, pero sin el pueblo» (despotismo ilustrado) es historia. Hay que hablar con el territorio, comunicar, marcar un número de teléfono y avisar a los alcaldes de las acciones que se van a tomar. Eso es democracia. El objetivo no invalida el proceso. El fin no justifica los medios. Pero en el Diari de hoy tienen también razones para la esperanza. El extra de la industria expone claramente el dinamismo y la potencialidad de Tarragona. Somo industria, somos futuro. No hay que esconderse más. Y si esto no les convence, ayer se iluminaron las calles de Reus y Tarragona. La Navidad ya está aquí.

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