Abocados a la inestabilidad

Después de haber mantenido a toda Catalunya en vilo durante una semana, los afiliados de Junts votaron ayer mayoritariamente por la opción de que este partido abandone el Govern de la Generalitat, por lo que ahora se abre un escenario de absoluta inestabilidad.

Y es que el President de la Generalitat, Pere Aragonès (ERC), se verá en la tesitura de tener que cambiar a medio ejecutivo, al caerse consellers de áreas tan importantes como Economía (Jaume Giró), Salud (Josep Maria Argimon) o Acción Exterior (Victòria Alsina), además de centenares de cargos y altos cargos –entre ellos, sin ir más lejos, el presidente de la Autoritat Portuària de Tarragona–.

Pero no será ese su principal dolor de cabeza, pues su anunciada intención de no convocar elecciones le llevaría a tratar de gobernar en solitario con apenas 33 diputados, una minoría que le obligaría a hacer de la geometría variable un ejercicio permanente y a abrirse a negociar con partidos como el PSC y los comunes, sobre todo en un momento en que está en juego la elaboración y aprobación de los presupuestos para 2023, un año muy complicado por la crisis, la inflación y la guerra en Ucrania.

En este sentido, será interesante ver el papel que adopta Junts, si apuesta por un espíritu de cierta colaboración o si prefiere romper cualquier puente. De hecho, tampoco será fácil la vida de este partido, que queda seriamente dividido, toda vez que destacados miembros de su dirección se habían manifestado abiertamente por la opción de mantener el Govern con ERC, por lo su posición se verá un tanto descolocada con respecto a los rupturistas.

Sea como fuere, lo cierto es que la decisión adoptada por Junts y la inestabilidad que su actuación provoca en el Govern es una muy mala noticia para los ciudadanos de Catalunya, que en estos tiempos difíciles que se avecinan necesitan un gobierno fuerte capaz de tomar las decisiones que la situación requerirá.

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