Sidialda Natura: La ecofinca que vuelve a los orígenes
Sisco Martínez y Diana Marqués regentan este espacio que ofrece experiencias reales en agricultura y ganadería, con una propuesta de valor diferencial

Cuando la vida te da limones, haz limonada. Aceptar los cambios y abrazarlos para aprovechar una oportunidad es el germen de Sidialda Natura, una propuesta que, en realidad, nos devuelve a nuestros orígenes y a lo que somos .Sisco Martínez (El Perelló, 1971) es la cuarta generación del sector agrícola de El Perelló. Mantienen diez hectáreas de olivos ecológicos que producen aproximadamente 2.000 litros de aceite al año, que venden íntegramente en su propia finca y en dos comercios locales. «Proximidad directa», define Sisco. En los años 80 también tenían una granja de conejos, con seis naves de producción natural y dos de engorde, pero «a causa de la guerra en Ucrania, la materia prima empezó a subir de forma descontrolada, los precios incluso variaban distintos días de la semana. Pero no repercutía en el precio de las ventas. Sumado a que la gente ya consumía menos esta carne, el negocio se hizo insostenible», relata Sisco.

Dice el refranero popular que a veces «pasan cosas para que pase lo que tiene que pasar» y esto fue el origen de Sidialda Natura, el proyecto del matrimonio formado por Sisco Martínez y Diana Marqués (Sevilla, 1977). Lo que otrora era un negocio de aceite y carne, se ha transformado en una eco finca que ofrece experiencias reales en agricultura y ganadería. Además de seguir elaborando aceite, cuentan con un espacio vallado donde los visitantes pueden hacerse payeses, plantando alguna verdura. A los conejos que ya tenían, se les sumaron cabras, burros, faisanes, cerdos, pavos, ovejas... cerca de 200 animales que, además de conocerlos en una divertida jornada, pueden apadrinar a uno e, incluso, ponerles nombre. Además, ovejas, cabras y burros, ayudan a limpiar el sotobosque de la zona de los olivos al alimentarse de ellos, minimizando así, de forma natural, el riesgo de incendios virulentos. «A veces vienen niños que no han visto nunca un animal vivo», explica Martínez. «Es bonito ver cómo vuelven a conectar con la naturaleza y que vean de dónde nace todo», destacando que se encuentran en un lugar «precioso», en la falda de Cabra Feixet, patrimonio cultural por sus pinturas rupestres y también reserva de la biosfera. «El nombre une también a toda la familia: ‘Si’, de Sisco, ‘Di’, de Diana, ‘Al’, de nuestra hija Alexia y ‘Da’ por nuestro hijo Daniel. Lo de ‘Natura’ es porque es lo que somos», sonríe Sisco.
La finca también busca «cerrar el círculo», siendo sostenibles y ecológicos porque «si no frenamos, el mundo no aguanta». Por ello, su base es la reutilización y el reciclaje: tienen unos tejados que recogen el agua de la lluvia y están desarrollando un proyecto fotovoltaico para ser más eficientes. Comprometidos con los proveedores locales, también premian la experiencia y la «sabiduría», fomentando la contratación de mayores de 55 años. Por todo este valor diferencial, la Diputació de Tarragona les premió en los últimos Premis Emprèn, algo que les ha «ayudado» a seguir tirando adelante estos proyectos y aportarles «más visibilidad».
Sisco habla con la pasión de alguien que ama lo que hace. Y es que proviene de una familia que siempre ha vivido de, por y para el campo. Respeto por las labores que hacían sus abuelos y también sus padres. Concienciación del valor del territorio. Y amor suficiente como para querer transmitirlo a todo el mundo. Un proyecto que recupera un legado que no deberíamos tener tan olvidado.