Saltan las alarmas sindicales en Tarragona
Inquietud en un sector que en Tarragona genera más de 45.000 puestos de trabajo
Las alarmas han saltado también en las organizaciones sindicales del Camp de Tarragona. La posible pérdida de la inversión de Repsol en Tarragona tiene un impacto que va mucho más allá de la empresa implicada. Puede marcar un punto de inflexión para el futuro del polo petroquímico de Tarragona, en el que trabajan de forma directa e indirecta alrededor de 11.000 personas, a las que se les añaden otros 35.000 puestos de trabajo inducidos.
Joan Llort, secretario general del sindicato UGT en el Camp de Tarragona, es claro al respecto: «Nos preocupa que esté pasando esto, porque estamos jugando con el futuro de miles de trabajadores. Cuando no eres competitivo, con el tiempo es más difícil mantener la actividad».
«La industria química -prosigue Joan Llort- está en plena transformación, y o nos ponemos al día, o perdemos oportunidades. Y si perdemos esta oportunidad, puede ser la muerte de nuestro sector».
«Quizás es el proyecto más importante de los que tenemos hoy en marcha -añade Joan Llort-, y si se paraliza es un problema, porque es una inversión tractora para el polígono [petroquímico de Tarragona], el territorio y el país».
«Por cuestiones políticas que la gente no acaba de entender -lamenta Joan Llort-, porque no están bien explicadas, nos encontramos en esta situación. Es algo que viene desde Madrid, y desde allí les parece muy lejano, pero quien sufre las consecuencias de estas decisiones somos los trabajadores y el territorio».
«Tengo la sensación -añade Joan Llort- de que los partidos políticos, cuando gobiernan, se desconectan de la realidad de los trabajadores. Lo que deberían hacer estos partidos es venir aquí a explicar qué alternativa laboral hay. Es lo mismo que con el Hard Rock: nadie ha venido a consultar al territorio. Me parece muy bien que las empresas paguen, pero si no tienes inversión, la empresa desaparece. ¿Qué queremos?».
Desde CCOO, José Martín, responsable de Acció Sindical de esta organización en Tarragona, coincide en calificar el hipotético escenario como algo que «positivo no será, porque deja en pinzas el polo petroquímico de Tarragona», pero se remite a las declaraciones de su secretario general, Unai Sordo, criticando la postura de Repsol. «Encontramos obsceno -explica José Martín- que Repsol esté jugando a amenazar que, si ha de pagar impuestos, se lleva las inversiones a Portugal».
«Repsol tiene una responsabilidad -prosigue José Martín-, y está jugando con el futuro del polo petroquímico de Tarragona. Pedimos que, como multinacional española, sea responsable y lidere la transición energética. Es un tema que tendrá que negociar con el Gobierno, y amenazar así no toca».
Jordi Margalef, secretario de comunicación estatal del sindicato STR, con fuerte presencia en el polo petroquímico de Tarragona, es más crítico con la Administración Pública: «La posible pérdida de proyectos como éste nos preocupa, pero también cómo las administraciones no están poniendo el foco en esto».
«Estas empresas -prosigue Jordi Margalef- no tienen seguridad para hacer unas inversiones con las que tendríamos mejores puestos de trabajo y mejores condiciones laborales, porque si ganan, ganamos todos. Es preocupante».
También este representante sindical manifiesta que «no estamos en contra de los impuestos, pero es algo que debe hacerse con cabeza, no imponiendo unilateralmente, porque te puedes encontrar con situaciones como éstas. Lo que deben hacer es sentarse a hablar».
De lo contrario, augura un futuro oscuro para el polo petroquímico de Tarragona: «Al final -razona Jordi Margalef-, cuando uno da el paso en I+D, todos van detrás. Pero si una empresa grande como Repsol no da el paso, eso afecta al resto».
«Lo único que pedimos -concluye Jordi Margalef- es un poco de coherencia y responsabilidad. Estamos un poco enfadados: ya basta de discusiones, pónganse de acuerdo y piensen en la gente, no actúen a golpe de titular».