Recetas para convivir con precios cada vez más altos
Una buena parte de los productos que componen la cesta de la compra media acumula una escalada que es superior al 10,8%, según el último dato del IPC
Millones de hogares se habían olvidado ya de revisar los recibos hipotecarios que sus bancos les cargaban cada mes. España, y toda la zona euro, han vivido una década con tipos en mínimos, incluso en negativo. Pero el panorama ha cambiado por completo. El Banco Central Europeo (BCE) ha revisado al alza el precio oficial del dinero hasta el 0,5%. Primera consecuencia: esos ciudadanos que habían olvidado la hipoteca vuelven a analizar cuánto les subirá la cuota a partir de ahora.
La de los recibos hipotecarios es la primera gran consecuencia de impacto que tiene una subida de tipos de interés con la que el organismo presidido por Christine Lagarde quiere contener la inflación. O mejor dicho, la escalada en la que el IPC (Índice de Precios al Consumo) se ha situado en los últimos meses. Hacía una década que España no vivía una subida de tipos, y hacía más de 40 años que la economía, como toda la europea, no recordaba cómo los precios pueden llegar a escalar al ritmo que lo están haciendo. ¿Estamos preparados para este contexto?
La situación no es parecida, pero en Argentina, una de las economías habituadas a convivir con la inflación, los precios llevan años cambiando por horas. No por días. Por horas. A este lado del Atlántico, la situación no llega a ese extremo, pero una buena parte de los productos que componen la cesta de la compra media acumula una subida de precios que es superior al 10,8%, el último dato del IPC facilitado.
Para reducir el coste del carrito de la compra se pueden seguir varios consejos que muchos ciudadanos podrían haber olvidado en estos últimos años. Por ejemplo, comparar entre establecimientos o hacerlo dentro del propio comercio con diferentes productos. Además, los expertos recomiendan tener cuidado con las estrategias de marketing que intentan convencer al cliente de que gaste más: la distribución de los productos esenciales alrededor de la tienda para obligar al público a pasar por todos los pasillos.
La financiación está a la orden del día de muchas familias. Pero con la decisión que ha tomado recientemente el BCE, el coste de las compras subirá. Ya lo ha hecho, cuando el interés medio en los préstamos de consumo ha pasado del 5,5% de finales de 2021 al 6,6% actual. Pagar a plazos sale más caro. Y así será durante los próximos meses. Por ello, y para evitar disgustos posteriores, es recomendable analizar todas las condiciones del crédito que se vaya a firmar, no solo en lo relativo a los intereses, sino también en cuanto a las comisiones o tasas, así como la posibilidad de que sea una tarjeta ‘revolving’ en la que los intereses superan el 18%, de media. Y, si se puede, no financiar un producto durante más tiempo del que se va a usar.
Junto al crédito al consumo, el mayor impacto de la inflación alta y de la subida de tipos llega en las hipotecas. Poco se puede hacer si se encuentra entre los dos tercios de los hogares con hipoteca a tipo variable. Es la nueva realidad, la de cuotas más altas. Aunque la principal baza que tienen estas familias o empresas pasa por amortizar parte de la deuda, para así rebajar la cuota o quitarse años de financiación de encima.
La única buena noticia de este contexto les llega a los ahorradores. Ellos verán cómo sus bancos comienzan a ofrecerles productos con rentabilidad, como los históricos depósitos. Sin embargo, es recomendable evitar contratar productos a largo plazo que impidan tener liquidez en el presupuesto familiar en caso de tener que afrontar algún imprevisto. Además, el ritmo al que se incrementará la rentabilidad de los productos de ahorro será más lento de lo que lo está haciendo ya el euríbor y otros índices.