¿Qué redes de distribución eléctrica necesita la industria petroquímica?

La distribución de la electricidad tiene un gran impacto en la actualidad y da vida a un sector que evoluciona rápidamente

En el mundo moderno, donde la dependencia de la electricidad es tan vital como el aire que respiramos, la distribución de esta es un pilar fundamental que sostiene la mayoría de cosas en nuestra vida cotidiana.

Todos los avances tecnológicos pasan por el tejido de la distribución eléctrica. Según Emili Ribes, director del departamento de energías renovables en Invall, «son redes eléctricas, aéreas o subterráneas de media tensión que sirven para dar suministro a clientes privados o a titulares».

Dentro del campo de la distribución eléctrica, diferentes factores se enlazan para llevar la energía a estos clientes privados o titulares. Ribes explica que «las redes de distribución eléctrica normalmente se diferencian por su tensión».

Entre estos diferentes niveles, pueden haber diferentes variantes. El experto considera que, «al funcionar dependiendo de la tensión, pueden ir desde 1kW hasta 450 o 600». Aunque, dejando de lado las cifras, también se pueden diferenciar dependiendo su uso. Pueden clasificarse en industriales, comerciales, urbanos y rurales.

Enfocándonos en el uso industrial, donde la innovación y la precisión son obligatorios, la demanda de una distribución eléctrica robusta y especializada es fundamental. Así lo expresa Emili Ribes: «como la industria petroquímica necesita consumir, tiene que asumir potencias elevadas, sobretodo si pensamos en la tensión geoenergética, instalaciones de producción de hidrógeno y de otros factores energéticos, necesita líneas de alta tensión».

En el campo de la distribución eléctrica, desde Invall han detectado una incongruencia en el potencial de la electricidad que piden algunos de sus clientes. Para hablar de ello, se introduce en la conversación Jordi Bessa, ingeniero y administrador de Invall. «Por lo que vemos de las industrias que quieren crecer y piden grandes cantidades de energía, aparece el efecto de los cuellos de botella. Lo vemos en la red de alta tensión de transporte. Este tipo de red eléctrica requiere una serie de inversiones públicas para reforzarla y que el cliente pueda aumentar su potencia de consumo a través de la red de distribución. Si tienes una muy buena red de distribución pero la de transporte no está bien dimensionada para estos aumentos de consumo, te encuentras el factor del cuello de botella».

Es decir, que a estas alturas, se demandan unos niveles de energía eléctrica que las redes de distribución eléctrica comunes no pueden soportar. Eso se traslada en que, por mucha calidad que tenga la red de distribución, sin una de transporte de la misma calidad o superior, no sirve de nada.

Eso supone un problema para las empresas. «Nos hemos encontrado con varios clientes que quieren ampliar, ya que están solicitando grandes consumos de energía y nos encontramos que esta red de transporte se debe ampliar».

Al cerrar esta exploración sobre la distribución eléctrica y su papel esencial en nuestras vidas y en sectores como la industria petroquímica, queda claro que la electricidad no es solo un servicio, sino un tejido conectivo que da vida a un mundo que evoluciona rápidamente.

Temas: