¿Qué es el reciclaje químico y qué otras tecnologías usa hoy la industria petroquímica?
Todavía en sus inicios, esta tecnología permite -mediante un proceso termoquímico- transformar los residuos plásticos en nueva materia prima para múltiples aplicaciones
Ya antes de 1920, Talbot escribió en ‘Millions from waste’ que un residuo es un recurso fuera de su lugar. Lo cita Xavier Ribera, director de Comunicación, Relaciones Institucionales y Sostenibilidad de BASF en España y Portugal: «Ésta es la máxima que nos guía a la hora de investigar, convertir residuos en recursos», asegura.
Para ese reto de circularización, la industria química emplea distintas tecnologías: «Las más conocidas son el reciclado mecánico y orgánico, pero desde hace un tiempo estamos invirtiendo en la tecnología de reciclado químico, que entendemos como un complemento; para alcanzar los resultados que deseamos, necesitamos todas ellas... En BASF tenemos el reto de emplear en 2025, o sea mañana, 250 toneladas de materias primas recicladas, lo que sólo será posible si encontramos las fórmulas para introducir los residuos otra vez en la cadena de valor».
El reciclado químico permite convertir residuos plásticos que sólo podían terminar en el vertedero o en la incineradora en nueva materia prima, es decir, vuelve a situarlos en el inicio de la cadena de valor. Por un lado, se le da una nueva solución al residuo plástico, y por otro, se evita volver al planeta para buscar un recurso fósil con el que iniciar la cadena otra vez. Lógicamente, no resulta un proceso sencillo: en primer término, entraña mucha complejidad ajustar el proceso termoquímico que pueda convertir el residuo plástico en aceite de pirólisis, y después, hay que adaptar las instalaciones para que se pueda usar dicho aceite como materia prima en la fase inicial de fabricación de nuevos productos.
ChemCycling
ChemCycling es la marca registrada de BASF en su proyecto de reciclado químico. Básicamente, consiste en recoger plásticos que, por su composición o por su estado (son multicapa o vienen muy sucios), sólo pueden terminar en incineración o vertedero. «Gracias a un proceso termoquímico -explica Ribera-, convertimos ese residuo plástico en un aceite de pirólisis que nos sirve para iniciar otra vez la cadena de valor del plástico... En Tarragona estas cadenas de valor se inician en los crackers, y en lugar de alimentarlos sólo nafta, se combina con este aceite para que la cadena química empiece desde allí de nuevo y termine en aplicaciones impensables, por ejemplo, convertir las antiguas ruedas de un coche en una camiseta o unas vitaminas».
El reciclado químico permite abordar un sinfín de aplicaciones. En el reciclado mecánico se tritura un monomaterial para volver a darle forma, normalmente la que ya tenía, mientras que el proceso de reciclado químico ofrece posibilidades más abiertas, ya que transforma el residuo en materia prima inicial. Hay proyectos de lo más variado, ya que no se trata de convertir el residuo en un objeto, sino en materia base virgen de calidad máxima. «Es una calidad muy alta, ya que va a sectores, por ejemplo, el del packaging alimentario, con estándares de calidad tan altos que si no fuese así sería imposible», subraya Xavier Ribera.
Desde packaging a mobiliario
«Es cierto -describe- que todavía estamos en los inicios, pero hemos logrado elevar el proceso a escala industrial con clientes y productos muy distintos, por ejemplo, una empresa de packaging alimentario italiana que ya está usando material reciclado para el envasado de mozarellas o helados; en España, el grupo Antolín, -gran fabricante de componentes de automoción-, con estos nuevos materiales ya diseñó el primer techo solar para Volvo; e incluso una empresa alemana de diseño y construcción que se llama Steelcase ha creado unos taburetes, -que han ganado varios premios-, y que también están hechos a partir de reciclado químico».
Ribera remarca que toda la investigación de materiales sigue esa línea de sostenibilidad: «Cuando creamos un producto pensamos en hacer la vida más sostenible a clientes y al consumidor final. No tenemos sólo ejemplos en ChemCycling, sino en cualquiera de nuestras áreas de investigación: es la misma filosofía que cuando diseñamos un detergente con Inditex que se venderá en Zara Home para que capture el 80% de los microplásticos que se fugan en el lavado, o que puedas lavar con agua fría para ahorrar energía».