María José Morales Adillón, jefa de fábrica de Repsol: «Es un sector con estabilidad, seguridad y que favorece el crecimiento profesional»

Entrevista. Con 26 años de experiencia, asegura que la industria química está cambiando de forma «real» hacia las opciones más sostenibles y con «un fllujo mayor de chicas jóvenes» en determinadas posiciones

Hablar de Repsol son palabras mayores. Y, además, María José Morales Adillón (Tarragona, 1975) es una pionera en la multinacional energética: fue la primera operadora de planta mujer en el complejo petroquímico tarraconense. Actualmente es la jefa de fábrica de Repsol en Tarragona; algo que inicialmente era «temporal», pero lleva desde 2021 en uno de los cargos con más responsabilidad de la empresa.

¿Qué formación se necesita para llegar a ser jefa de planta?

Yo empecé estudiando la FP Dual en el IES Comte de Rius en la especialidad de operador de planta química. Posteriormente me gradué como ingeniera química y, una vez en Repsol, he ido haciendo distintos cursos de especialización para ampliar conocimientos y poder presentarme a las distintas ofertas de promoción interna.

A un puesto de esta embergadura no se llega de un día para otro.

Llevo 26 años en Repsol: empecé como operadora de planta y me fui formando en los diferentes puestos hasta que aprobé una oferta de plaza de jefa de turno. Estuve 14 años consolidando el puesto, pero esa planta se cerró en 2009 y de ahí salté a la de polietileno de baja densidad. Allí seguí la misma secuencia: formándome como operadora, panelista... hasta llegar a jefe de turno, con otro examen. Cuando llevaba varios años, hubo una vacante de jefe de fábrica. Me lo ofrecieron como algo temporal, ¡y llevo ya cuatro años!

¿En qué consiste su trabajo?

El jefe de fábrica es un puesto que es a turnos, así que somos los máximos responsables del complejo fuera del horario de los técnicos. Esto incluye cuestiones desde mantenimiento hasta a coger el papel de directores cuando hay una emergencia. Cualquier decisión pasa por nuestras manos porque también somos el nexo entre directiva y las plantas.

¿Cómo gestiona esa responsabilidad?

Sinceramente, bien (ríe). Pero es que el equipo de trabajo de Repsol es muy bueno y colaborador. Sobre todo, cuando hay un problema, la gente responde muy bien.

Es un entorno que, quizá todavía, parece protagonizado por hombres...

Mira, yo fui la primera mujer operadora de planta, panelista de Repsol química... Y he sido la primera mujer jefa de fábrica, teniendo en cuenta que Respol tiene una mentalidad muy abierta. El femenino es un colectivo minoritario en este sector, pero sí que percibo que las cosas están cambiando y en algunas posiciones hay un flujo mayor de chicas jóvenes que están entrando. A día de hoy, hay las mismas oportunidades y también a nivel de selección.

Además en de en esto, el sector está transicionando cambios

Se está haciendo un trabajo muy grande con una apuesta muy fuerte por la seguridad y por el medioambiente. El cambio es abismal, palpable y muy real, incluso en la filosofía de trabajo, en la mentalidad de la gente y en la integración de la responsabilidad.

¿Hacia dónde se encamina?

El lema es la transformación y estamos en ello porque es necesario. La química seguirá estando siempre porque es indispensable para la evolución. Desde Respsol seguiremos generando productos a petición de la sociedad y adaptándonos a los nuevos tiempos.

¿Animaría a la gente a trabajar en la química?

¡Sí, totalmente! Llevo 26 años y no me he planteado cambiar (ríe). Hay mucha seguridad, mucha estabilidad y muchas opciones a mejorar la posición, favoreciendo el crecimiento profesional.