La factura de la luz, en los huesos tras un año de crisis
Del recibo eléctrico han salido casi todos los impuestos, así como una parte de los costes fijos, sin evitar nuevas alzas desproporcionadas
Hace ahora un año, el Gobierno ponía en marcha el que sería el primer gran decreto para amortiguar los efectos del alza de la electricidad en España. Por entonces, la guerra no estaba ni siquiera en el horizonte -aunque sí las amenazas de Rusia con los cortes de gas-, pero el incremento de la luz comenzaba a hacer inviable los recibos que les llegaban a los consumidores.
Aquel paquete contenía medidas tributarias y regulatorias que caminaban por la misma ruta: reducir una parte de los conceptos que gravaban el recibo para hacerlo más asequible. Un año después, la factura de la la luz ha cambiado por completo. Apenas contenía epígrafes hasta el pasado mes de junio, cuando se puso en marcha la excepción ibérica. Se quedó en el chasis. De hecho, si se compara un recibo de este verano con uno del anterior se puede comprobar cómo han cambiado los pesos de cada una de las realidades incluidas en cualquier recibo.
El coste de la electricidad consumida por el hogar en cada periodo facturado (los euros por kwh consumidos) suponía antes una cuarta parte de todo lo que se pagaba a la compañía eléctrica cada mes. Ahora, supone más del 75% del recibo que abonamos a las energéticas. El problema es que este concepto es el que más ha subido en el último año. Por poner un ejemplo, en el caso de la tarifa regulada, en septiembre del año pasado los consumidores acogidos a esta modalidad pagaron una media de 0,21 euros/kwh, un coste ya de por sí elevado frente a la media de los últimos años. Ahora, ese precio se encuentra por encima de los 0,36 euros/kwh. Es decir, un 70% más caro que hace un año.
Los impuestos representan la parte más mermada durante el último año en el recibo eléctrico. El Gobierno decidió en junio del año pasado que el IVA (Impuesto de Valor Añadido) aplicado a estos recibos bajaba del 21% al 10%. Fue una decisión inédita, después de varios meses en los que el Ministerio de Hacienda insistía en que la Comisión Europea impedía rebajar este tributo en España de forma unilateral. Junto a esa reducción se encuentra la suspensión del impuesto de generación (el que pagan las eléctricas). Aunque después llegaron nuevas acciones tributarias con la rebaja del impuesto eléctrico del 5,11% al 0,5%. Y la última: el IVA del 10% al 5%. En total, los tributos representan ahora una media del 5,7% en el conjunto del recibo. Menguan los costes La parte fija de la factura, ese dinero que pagamos aunque no consumamos un solo kilovatio (kw) de luz, también ha perdido peso en los últimos 12 meses.
El primer paquete de medidas del Ejecutivo rebajó los cargos en un 90%. Se trata de la retribución dirigida a pagar a las antiguas renovables, el déficit eléctrico de la insularidad. Esos mismos cargos se encuentran reducidos en este momento en un 33%, frente al 90% que llegaron a estar suspendidos en su momento, lo que supuso un alivio para el conjunto del recibo. En cuanto a los peajes (la retribución al transporte y distribución de la electricidad), desde enero se encuentran rebajados en algo más de un 4%.
Aunque en el último trimestre del año pasado esa reducción fue aún mayor. En un hogar medio con tarifa regulada, con potencia contratada de 3,5 kw en los dos tramos y 3.600 kw, el ahorro puede ser de unos 40,64 euros durante este ejercicio. A pesar de todas estas medidas, el recibo medio de la luz ha seguido aumentando en los últimos meses como consecuencia del alza de la generación de electricidad, cuyo coste se ha comido prácticamente las rebajas de impuestos, cargos y peajes aplicadas desde junio de 2021. Además, para rizar aún más el rizo, desde el pasado 15 de junio se encuentra en vigor el tope ibérico (la limitación del precio de gas que se utiliza para generar luz). Esta medida precisa ser compensada para pagar a las gasistas el precio real del gas frente al limitado. Supone un cargo adicional al recibo, que reajusta la rebaja del precio del kwh derivada de la limitación del precio del gas. Este nuevo concepto que se incorpora a los recibos estará en vigor, al menos, hasta el mes de mayo de 2023, momento en que expira la excepción ibérica.
Sopresa en el recibo al incluir el ajuste al tope ibérico Los más de diez millones de hogares que disponen de la tarifa regulada de luz (PVPC) ya se han acostumbrado a recibir la factura de su compañía eléctrica en la que aparece el tope ibérico autorizado por Bruselas en junio, y que se puso en marcha a mediados de ese mes. Transcurrido el primer trimestre, coincidiendo con el periodo de facturación de cada empresa, todos los recibos del PVPC incluyen un nuevo concepto, dentro del marasmo de términos técnicos que inundan esa información: 'Coste tope del gas según RDL10/2022'. Esta cuantía implicó un incremento del precio de la luz, con una media de 0,13 euros/kwh en su primer mes en funcionamiento. A cambio, el término 'precio de la energía' de la tarifa regulada descendió prácticamente hasta el entorno de los 0,12 o 0,13 euros/kwh para este mismo periodo.
Transcurridos tres meses y durante los próximos ocho, los usuarios que estén acogidos al PVPC verán en sus recibos cómo se incluye esta nueva información, que delimita cuál es precio de la compensación que hay que abonar a las propietarias de centrales de ciclos combinados de gas por haberles limitado el precio de esa materia prima que utilizan frente a lo que marcan los mercados internacionales.
A medida que vayan venciendo los contratos del mercado libre, también se irán incorporando al reparto de este pago que, teóricamente, debería ir disminuyendo en los próximos meses.
El impacto positivo para quienes se benefician de este tope supera el 16% en su primer mes de vida. Una evolución que está dentro del rango de entre el 15% y el 20% que preveía el Ejecutivo, aunque en un primer momento se estimó el ahorro hasta en un 30%. El mecanismo ha estado influido por la evolución de esta materia prima que, en el último mes, ha duplicado su coste en los mercados internacionales. También por las olas de calor de junio y julio. De hecho, este sábado el precio se desplomó hasta 61 euros/Mwh, el mínimo desde julio de 2021, por la aportación realizada por las energías renovables, sin necesidad de usar los ciclos combinados de gas, los más caros del mercado.