El por qué de los nuevos tapones de plástico

Los cierres adheridos a los envases han despertado críticas y quejas de los usuarios

No cierra bien y a veces se queda un poco abierto. No es cómodo para servir. En los briks se rompe con facilidad. Resulta molesto al beber... las quejas, aumentadas por el altavoz de las redes sociales, denotan el descontento por los nuevos diseños de los tapones en las botellas de plástico, que quedan anclados al resto del frasco. La gente se pregunta: ¿por qué ahora son así y cuando los van a volver a cambiar?

La realidad es que a partir del próximo 3 de julio de 2024, todos los tapones de botellas de plástico o briks de hasta 3 litros tendrán que quedar unidos al resto del envase; o como se les denomina; tapones de cierre adherido, de forma obligatoria. España es uno de los países que se han anticipado a esta normativa y, como hemos podido comprobar, muchos fabricantes ya lo aplican. En estos momentos, los tapones constituyen una nueva superficie para la codificación y trazabilidad del producto.

La directiva 2019/904 del Parlamento Europeo y del Consejo Europeo, dentro de la estrategia europea de plásticos de un solo uso, tiene como objetivo reducir la cantidad de residuos plásticos, así como su impacto actual, en el medio ambiente. Es la Ley 7/2022 de residuos y suelos contaminados para una economía circular la que busca prevenir la pérdida de los tapones y facilitar el proceso de reciclaje y la que se va a aplicar de forma inmediata.

Ecodiseño

Según un informe de la Unión Europea (UE), más de un 6% de todos los residuos que se encuentran en las playas europeas son, precisamente, tapones de botellas. Debido a su pequeño tamaño, suelen desprenderse de los envases y terminar contaminando grandes espacios. A menudo hechos de polipropileno o polietileno de alta densidad, pueden tardar cientos de años en degradarse.

Cada tapón olvidado o arrojado imprudentemente contribuye a la acumulación de plásticos en los océanos, en entornos verdes y también en vertederos, lo que acaba afectando a la vida marina y los ecosistemas terrestres.

Por más que los tapones sean de un tamaño más reducido, se puede reciclar igualmente: las máquinas trómel de las plantas de separación permiten un cribado por tamaño, pero si esta pieza va unida, el reciclado posterior resulta más sencillo.

Los cierres adheridos son una de las soluciones que ha encontrado el ecodiseño, que busca reducir, desde su concepción, el impacto ambiental de los productos a lo largo de su ciclo de vida, para facilitar a los ciudadanos el reciclado de estos productos. Pero no fue una idea rápida: precisó de soluciones de ingeniería industrial que algunas marcas han ido testeando los últimos meses a modo de prueba piloto.

Tampoco es la primera propuesta de ecodiseño que disgusta a las masas: también lo fueron fijar la anilla en las latas de bebida en los años ochenta. O un tiempo después, las botellas estriadas, que resultaron útiles para su pliegue y posterior reciclaje. O las latas que empezaron a fabricarse con un aluminio menos consistente. O los envases que, con hasta un 70% menos de plástico, se utilizan para poder rellenar el jabón en casa. Posiblemente adaptarnos al nuevo estilo de tapones será cuestión de tiempo...