Xavier Rigau: «La empresa sufre las consecuencias de la negligencia en educación»
Presidente de la Confederació Empresarial de la Província de Tarragona (Cepta) y vicepresidente de Foment del Treball Nacional
Xavier Rigau ocupa desde finales del pasado mes de octubre la presidencia de la Confederació Empresarial de la Província de Tarragona (Cepta), tras la celebración de una Asamblea General Extraordinaria que acordó por unanimidad designarle para relevar a Antoni Belmonte -reelegido hacía un año como presidente-, que a petición propia había decidido dar un paso atrás en el cargo, tras dos décadas al frente de esta organización empresarial adscrita a Foment del Treball Nacional. Xavier Rigau ocupará la presidencia de la Cepta hasta el tercer trimestre de 2026, cuando volverán a convocarse elecciones.
Su organización está adscrita a Foment del Treball Nacional y, a la vez, a la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE). ¿Son una patronal que defiende los intereses de las grandes empresas?
La Cepta no es la patronal de las grandes empresas. Esta es una idea equivocada, y nos pesa. Por eso se montó Cepyme (Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa).
Vinculada a la CEOE. Estamos en las mismas, ¿no?
Pues no, porque en la CEOE hay gente con dos mil empleados y gente con dos. Repito: esa idea está equivocada. Esta es la casa de todos, y todos son empresarios. El 95% de las empresas en España son pymes y microempresas. Pensar que en la CEOE solo hay las grandes empresas es un poco absurdo.
Usted fue vicepresidente de la Cepta durante el mandato de Joaquim Oliva, un momento álgido en la historia de esta organización.
Fui vicepresidente de Formación durante su mandato, y en las etapas posteriores me desvinculé.
En esas etapas posteriores, la Cepta perdió patrimonio y asociados, con bajas como las del sector turístico o la escisión de las empresas de las Terres de l’Ebre, hoy en la Associació d’Empresaris de les Comarques de l’Ebre (AECE). ¿Qué es hoy la Cepta?
Hoy la Cepta está ubicada en la Rambla Nova de Tarragona, en el edificio del patrimonio sindical. También tenía un edificio en Tortosa. Claramente, la AECE fue una escisión, en un momento en el que desde la Cepta no se atendió suficientemente bien esa zona, pero hoy tenemos muy buena relación con ellos, que también están en Foment [del Treball Nacional].
¿Hasta el punto de volver a juntarse en una sola organización?
No es algo que se contemple en este momento. Respecto al sector turístico, ciertamente, la Associació d’Empresaris d’Hostaleria de Tarragona (AEHT) abandonó la Cepta [en el año 2005, junto a otras organizaciones del sector turístico], pero puedo decirle que acabamos de incorporar a la Federació Empresarial d’Hostaleria i Turisme de la província de Tarragona (FEHT). Con esta incorporación, la Cepta tendrá de nuevo todas las sectoriales importantes, y eso es una gran noticia, porque lo que nos da fuerza son las sectoriales.
¿Son solo una organización de organizaciones?
También de empresas. Pero si por ejemplo hay una asociación como la AEQT (Associació Empresarial Química de Tarragona), que es un socio principal para nosotros, y llega una empresa química para asociarse en la Cepta sin estar en la AEQT, le diríamos que no, porque hay una sectorial.
¿Cuántos asociados tienen hoy y cuántos se han perdido en estas décadas?
Ahora somos unas 30 asociaciones y unas 600 empresas. Es menos de lo que teníamos, ciertamente. En cuotas tendremos un 70% de lo que éramos. Al final, no se ha ido tanta gente. Pero el hecho de que no se fuesen no significa que creyesen [en la Cepta].
¿Quieren seguir sumando nuevas incorporaciones?
Sí. Como le decía, las sectoriales importantes las tenemos todas, diría. Entre sectoriales y empresas, tenemos el 85% del tejido empresarial y más del 90% del PIB privado de las comarcas de Tarragona. Pero hay una serie de asociaciones que me gustaría conocer, por ejemplo en el sector del comercio, para intentar aglutinar todo esto.
Esta semana, Josep Sánchez Llibre, presidente de Foment, estuvo en Tarragona, en la Cepta, para defender Hard Rock, la ampliación del aeropuerto de El Prat y la B-40, en Barcelona. ¿Son también las prioridades de la Cepta?
Compartimos la defensa de Hard Rock porque es una inversión necesaria, siempre con cuidado en cuestiones ambientales, de uso del agua y de vías de acceso. Su construcción dará trabajo a mucha gente, pero después, en el día a día, la cantidad de empresas auxiliares que se mueven alrededor de un gran proyecto como este es capilaridad hacia toda la zona. Cualquier inversión, si está bien planteada y se hace con cuidado, es bienvenida.
¿Qué hay de El Prat y el Cuarto Cinturón (B-40)?
Aquí, nosotros hemos de defender el territorio, y es evidente que tenemos el aeropuerto de Reus. Hay una serie de infraestructuras, como la estación de Bellissens, que permitirá conectar el aeropuerto con la alta velocidad ferroviaria, que desde el territorio tenemos que defender. Pero tener un hub en El Prat es importante para que las compañías vean que es un aeropuerto que puede crecer.
¿Y para atraer más inversiones como la de la surcoreana Lotte Energy Materials en Mont-roig del Camp?
Por supuesto. El aeropuerto de Reus puede ser low cost en verano y puede crecer en tráfico de mercancías, hemos de luchar por ello. Pero un vuelo directo Seúl-Reus, es difícil que lo tengas. Por eso necesitas el aeropuerto de El Prat.
Tiene casi tres años por delante al frente de la Cepta. ¿Qué le gustaría conseguir?
Consenso. Tener claro que si todas las comarcas de Tarragona remamos al mismo paso y hacemos los esfuerzos unidos, tendremos más fuerza.
Asociarse es hacer lobby. ¿Ejercen las comarcas del sur de Catalunya una fuerza acorde con el peso que da ser la segunda área metropolitana de Catalunya? ¿Conocen desde Barcelona esta realidad y sus necesidades?
Hay que ejercer este lobby, ciertamente. Por eso estar en la Cepta y potenciar la Cepta es bueno para todos. En Foment entienden perfectamente las necesidades de las comarcas de Tarragona, pero desde aquí todavía no nos creemos el área metropolitana, y nos lo tenemos que creer. Cuando lo hagamos, tendremos más fuerza en el momento de reclamar. Por eso recalco que, cuando vamos por separado, no tenemos esta fuerza. Todos somos necesarios, no hemos de competir entre nosotros.
¿Cuál es el objetivo?
Mi tarea ahora es reivindicar la C-14 hasta Montblanc, el Corredor del Mediterráneo, la vía de tren interior, la estación de Bellissens... estaremos al lado de todas estas reivindicaciones y las llevaremos a Foment, y de ahí a la CEOE. Y desde allí, al ministro. Esta es una de nuestras ventajas: yo tengo silla en la CEOE y, por lo tanto, acceso a esos ministros. Todo esto es importante porque, ahora mismo, el enemigo del empresario son los políticos.
¿Por qué?
Porque nos están matando a burocracia. Por ejemplo, solo las grandes empresas y la Administración pública tiene acceso a los fondos Next Generation. Sucede lo mismo con el Fondo de Transición Nuclear, pensado para cuando cierren las centrales nucleares de Ascó y Vandellòs, donde hay miles de pequeñas iniciativas en el territorio que no hay manera de que prosperen. Todo es burocracia, leyes que cambian cada día...
Muchos de esos cambios legislativos llegan desde la Comisión Europea...
Sí, sí. Pero si la Comisión Europea dice «hasta aquí», nosotros siempre vamos más lejos. Dicho esto, si tengo que destacar un tema que pongo como mi prioridad para estos tres años, sin duda es la educación.
Pues los últimos resultados del informe PISA no nos dejan en muy buen lugar...
Efectivamente. Y si no tenemos talento y personal en el territorio, mal vamos. Eso empieza por la escuela. Tendríamos que devolver la autoridad a los padres, a los profesores. El hecho de que un profesor no pueda regañar a un alumno que se porta mal, o que le obliguen a pasar de curso a alguien con cuatro suspensos, eso es una mancha de aceite que se extiende hasta la Universidad, y que acaba llegando a las empresas. Ahora, en las empresas estamos sufriendo por la cantidad y la calidad de lo que nos llega, pero esto será todavía peor en unos años. Nos hemos de tomar muy en serio el tema de la educación.
Y la empresa, ¿qué puede hacer?
La empresa no puede hacer nada, solo sufrir las consecuencias de esta negligencia. Porque no es solo un problema de formación, que desde la empresa ya los formarás, sino de actitud. No sé hacia dónde iremos, estoy preocupado. Así que, más que las infraestructuras o el cambio climático, mi prioridad es la materia prima, que es el personal. No sé si lo lograremos, pero se trata de que la sociedad ponga por encima de todo el esfuerzo y el compromiso.