Uno de cada tres viñedos de Castell d’Or es orgánico

El objetivo del grupo con sede en Vila-Rodona es que el 60% de su producción se lleve a cabo con esta práctica respetuosa con el medio ambiente

El grupo Castell d’Or, nacido en 2005 de la unión de diversas bodegas de diferentes zonas vitivinícolas del Penedès, la Conca de Barberà, Tarragona y Lleida, se encuentra inmerso en la transformación del 60% de su extensión de viña en orgánica. Actualmente, un 30% de sus viñedos ya han obtenido la certificación que acredita este tipo de producción basada en uvas cultivadas orgánicamente y certificadas como tal, es decir que no han sido utilizados productos químicos de síntesis en el proceso de cultivo y vinificación, además de tener un manejo ecológico amigable del agua y los recursos naturales. Un 30% adicional se encuentra en fase de conversión hacia esta práctica respetuosa con el medio ambiente.

La sostenibilidad es, desde hace tiempo, una de las prioridades del grupo Castell d’Or. En este sentido, Jordi Amell, gerente del grupo, explica que «nuestros planes de futuro son claros: queremos crecer, pero manteniendo intacta la esencia de Castell d’Or, poniendo un énfasis especial en el incremento de la producción de cavas ecológicas. Apostamos por una expansión sostenible que responda a la demanda creciente de productos respetuosos con el medio ambiente, elevando a la vez la calidad de cada propuesta. La innovación y adaptación a las nuevas tendencias del sector son parte fundamental de esta visión, pero siempre con el objetivo de preservar la autenticidad y el compromiso que nos definen».

No hay que olvidar que la empresa ha obtenido certificaciones ecológicas como el EU Organic y el CCPAE (Autoritat de control de Catalunya). En su misión por fomentar una agricultura regenerativa, Castell d’Or ha tomado la decisión de eliminar mayoritariamente el uso de insecticidas y herbicidas químicos, priorizando métodos agrícolas que favorecen la salud del suelo y la biodiversidad.

En esta misma línea, la firma ha instalado en su sede central de Vila-Rodona una planta fotovoltaica de 335 paneles solares de 545W de potencia cada uno, que generan el 40% del total de la energía que Castell d’Or requiere para llevar a cabo su actividad: en total, 264.080 Kwh diarios. Para reducir su huella de carbono, la firma ha reducido el peso unitario de cada botella, pasando de 900 a 835 gramos, para lograr un ahorro en emisiones de CO2 y en vidrio.

16 cooperativas

El grupo Castell d’Or, cuya sede central está en Vila-Rodona, está formado por 16 cooperativas: Agrícola de Barberà (Barberà de la Conca), Agrícola de Calafell, Agrícola de la Conca i Secció de Crèdit (L’Espluga de Francolí y Solivella), Agrícola i Secció de Crèdit d’Albinyana, Agrícola i Secció de Crèdit de Llorenç del Penedès, Agrícola Verge de les Neus (La Nou de Gaià), Celler Agrícola i Secció de Crèdit de Bellvei del Penedès, Celler Cooperatiu de L’Arboç, Celler Cooperatiu de Moja, Celler Cooperatiu i Secció de Crèdit de Vila-Rodona (Vila-Rodona, La Secuita y Bràfim), Celler de Viticultors SAT CAT 22 (Vilanova i la Geltrú), Agrària Espluguense i Secció de Crèdit (L’Espluga Calba), Cooperativa Camp de Vinaixa, Vinícola i Secció de Crèdit Sant Isidre de Nulles y Cevipe.

La firma recibió el pasado 7 de octubre el Premi Vinari a la Mejor Bodega, que reconoce las mejores propuestas enológicas del territorio catalán. En concreto, Castell d’Or logró siete medallas -cuatro de oro y tres de plata- convirtiéndose en la bodega más premiada. Jordi Amell valora que «esta distinción es una celebración del espíritu con el que nació Castell d’Or: un proyecto con raíces profundas en el territorio, que apuesta por la payesía, el cooperativismo y la tradición catalana. Recibir este galardón por segundo año consecutivo es la confirmación de que nuestro trabajo es valorado».

Temas: